Algo más que un centro ocupacional

Todo con el objetivo de conseguir su mayor grado de autonomía personal e independencia posible y su máxima integración social y laboral. Para ellos, la formación y las tareas de un trabajo son muy importantes para lograr la inserción, pero también lo son otros aspectos como las rutinas cotidianas del día a día, aspectos ambos que se conjugan a la perfección en este centro.

Tal como explica la directora, Eva Miravet, la manera de lograrlo es combinar el trabajo con otros talleres como el deporte, el uso de servicios comunitarios y las tareas domésticas de la vida diaria. A las nueve de la mañana empiezan con los talleres de artesanía. Después de varios años con una producción más industrial procedente de las empresas, la crisis económica les ha hecho evolucionar en la confección de productos propios basados en materiales de fácil manipulación como la madera, el papel, la glicerina, etc. Ahora se afanan en terminar los últimos encargos de las comuniones, aunque también realizan encargos para otro tipo de eventos (bodas, bautizos,?), y todo tipo de artículos útiles y decorativos como portafotos, marcapáginas, jabones, flores, llaveros, imanes para nevera,... «Es un trabajo en cadena. Se distribuyen las tareas en varias fases y se adjudican a cada usuario dependiendo de sus habilidades y destreza motriz. De esta manera, productos que parecen impensables llevar a cabo los hacen con un resultado verdaderamente profesional», remarca la directora.

Lo importante es que sean tareas que ellos mismos puedan desarrollar. «Siempre proponemos productos que puedan hacer ellos. Cualquier cosa que no sean capaces de hacer la descartamos. Lo que se intenta es realizar productos en cuya elaboración intervengan lo máximo posible los usuarios con la supervisión de los monitores», destaca Miravet.

Autonomía

Alternado con el trabajo diario, la fundación desarrolla otras actividades que serán las que afiancen la autonomía de lo usuarios. Los lunes, con el taller de «buenos días» potencian la comunicación contando a sus compañeros las actividades que han hecho durante el fin de semana. El martes es el día del deporte. Todos ellos se trasladan a las instalaciones de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló donde juegan al baloncesto, a fútbol,... Para esta ocasión, cada uno de ellos ha tenido que prepararse la bolsa de deporte y, al finalizar, se duchan. «Con esta actividad conseguimos que sean más independientes, algunos usuarios vienen sin saber ducharse solos teniendo capacidad para ello y, día a día, consiguen ser autónomos», reseña la directora.

Los miércoles se suma el taller del control del peso y alimentación. Miravet recuerda que las personas con Síndrome de Down son propensas a la obesidad y que les enseñan a llevar una dieta equilibrada. Este taller se complementa con el de «digestión activa» y rutinas domésticas como poner y quitar la mesa y lavar los platos. En el centro ocupacional también abordan las emociones con el taller «del corazón». Con esta actividad, los usuarios expresan su alegría, su tristeza, los enfados y cualquier otro sentimiento que quieran compartir. «En definitiva, lo que queremos es que el centro les sirva para que tomen conciencia de las obligaciones laborales y sepan desenvolverse en las actividades de la vida diaria», reseña la directora.

Todo lo que aprenden en el centro ocupacional despierta en cada usuario el deseo de superación y que cada mañana, aunque estén enfermos, les digan a sus padres que quieren ir a trabajar. Porque para ellos, cumplir con su jornada laboral se convierte en lo más importante.