Nueva Zelanda peleará por reeditar su titulo de campeón mundial tras superar ayer en las semifinales del Mundial de Inglaterra a Sudáfrica en un apretado partido. Los All Blacks se impusieron en la primera de las semifinales de la Copa del Mundo de rugby a unos valientes Springboks por 18-20 y defenderán el próximo sábado su título de campeones frente al ganador del duelo entre Argentina y Australia.

No afectó la maldición del campeón a Nueva Zelanda, que, pese a ser considerada por muchos como el mejor equipo de la historia, sufrió más de lo esperado para derrotar a una Sudáfrica que peleó el triunfo durante los 80 minutos de partido. Estos Boks, que comenzaron el torneo con una bochornosa derrota ante Japón (32-34), han sido el único conjunto que ha logrado plantar cara en Inglaterra 2015 a los vigentes campeones del mundo.

Con esta victoria, los kiwis, que el próximo sábado intentarán convertirse en el primer equipo en ganar tres títulos mundiales, ya suman trece triunfos consecutivos en las copas del mundo.

En el partido, se adelantaron los africanos merced a un penalti del apertura Handré Pollard a los tres minutos, pero sin apenas tiempo para la reacción, los oceánicos, tras un gran pasamanos, anotaron su primer ensayo de la tarde gracias a Jerome Kaino (3-7, m.7). Después de cinco partidos en el torneo, los All Blacks parecían haberse topado con un equipo similar en el físico y capaz de plantarle cara. No encontraban la forma de llegar a la línea de goal los de Steve Hansen y al filo del descanso se les complicó todavía más el choque al ver Kaino la tarjeta amarilla y encajar un nuevo golpe de castigo de Pollard (12-7, m.39)

Subió en intensidad la segunda mitad, en la que los de negro completaron la remontada gracias al acierto de Carter a los palos y a un ensayo de Barrett. En el minuto 46, un magnífico drop del 10 acercó a los suyos a tres puntos y poco después Barrett, que acababa de ingresar por Nehe Milner-Skudder, apoyó el oval, anotando el segundo 'try' de los de negro en la tarde (12-17, m.52). Se metieron en el partido los Boks, con menos energías que en el primer tiempo, eso sí, gracias a un nuevo penalti del acertado Pollard, pero otro golpe de castigo de Carter volvió a dejar la diferencia de los oceánicos en cinco (15-20, m.60). Estaban más cómodos los neozelandeses bajo la copiosa lluvia londinense. Pese al penalti de Lambie a falta de once minutos, los neozelandeses no sufrieron mucho más para llevarse el triunfo y acceder a su segunda final de Mundial consecutiva.