Con los ojos llorosos y acompañado por el director general del club, Jordi Bruixola, compareció en sala de prensa el técnico del Castellón, Kiko Ramírez. El entrenador catalán, que estaba a un paso del ascenso, se vio obligado a hablar de una decepción que se evidenciaba en su rostro y en sus palabras. «Es cruel, pero el fútbol es así de caprichoso. Hemos remontado el partido, pero cuando hemos tenido ese penalti para ganar, se han alineado los astros en nuestra contra».

El preparador tarraconense admitía que lo sucedido «es difícil de asimilar. Con el 2-0 en contra, yo sabía que el equipo iba a atacar en la segunda parte. Un gol nos metía en el partido y sabía que podíamos conseguir la remontada. Pero esto, además de ser un deporte, es un juego y juega la suerte. Nosotros no la hemos tenido».

Además, Ramírez comentaba que se trataba de «un palo muy fuerte porque la afición del Castellón me ha calado muy hondo. Sé que había muchísima gente que seguía el partido en Castelló y es una pena que no hayamos podido obsequiar al público con el ascenso».

Sobre su continuidad, Ramírez no se quiso mojar. El entrenador comentó que «el Castellón es muy grande que el entrenador y los jugadores. Estaría encantadísimo de estar aquí y de continuar trabajando para este club».