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Medio ambiente

Castelló será banco de pruebas para el nuevo plan de retorno de envases

La Generalitat trabaja en un sistema (SDDR) que busca acabar con los 5 millones de envases diarios en la C. Valenciana que no se reciclan

Castelló será banco de pruebas para el nuevo plan de retorno de envases

De los 7 millones de envases de bebidas -latas, vidrio o plástico- que se venden a diario en la Comunitat Valenciana, apenas dos millones acaban en los contenedores amarillos de reciclaje. El resto desaparece, como mal menor, en la basura doméstica, pero el gran grueso, desperdigado por playas, montes, acequias y, en genera, en la vía pública. Para acabar con este problema ambiental, y para buscarle una rentabilidad, la Generalitat trabaja desde hace meses en la puesta en marcha del denominado Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que vendrá marcado primero por una ley que tendrá que aprobarse en 2017 y una aplicación, aunque con al menos un año de moratoria, a partir de 2018.

Elena Cebrián, consellera de Agricultura y Medio Ambiente, analizó su desarrollo ayer en Castelló, en una su primera visita al ayuntamiento de la capital de la Plana, con la alcaldesa, Amparo Marco, quien le dejó patente su deseo de que Castelló sea «un banco de pruebas» para esta iniciativa. De hecho, PSPV, Compromís y Castelló en Moviment habían consensuado una propuesta, avalando el proyecto de la conselleria, para su aprobación en el pasado pleno, pero la petición del PP de analizarlo en profundidad obligó a dejarla encima de la mesa, si bien la alcaldesa confía en ratificarla el próximo mes de septiembre.

El SDDR -no se aplica aún en España- incluirá envases para agua, zumo, cerveza y refrescos en formatos de vidrio, plástico y latas y «brick. El consumidor abonará 10 céntimos cuando compre el producto, que se devolverán si entrega el envase vacío, algo que nos recuerda al sistema habitual, hace ya varias décadas, de pagar un extra en el `súper` a la hora de comprar una botella de cristal, dinero que recuperaba el ciudadano si devolvía «el casco».

Ahora se estima en 10 céntimos el dinero que deberá pagar el comprador, que le será devuelto siempre que retorne el envase. Además, habrá 2 céntimos de beneficio para el comercio por cada envase recogido y 2 más para los gestores por recogida y traslado a los centros de gestión. En el caso de que los clientes no devuelven el envase, al menos ese dinero de más servirá para costear lo que supone el sistema general de limpieza. Aún se trabaja en el proceso, pero se plantea la opción de colocar en los comercios, sobre todo grandes superficies, máquinas automáticas para la devolución de estos envases.

El proyecto, aplaudido por las organizaciones ecologistas, ha sido recibido con ciertas suspicacias por las cámaras de comercio y los establecimientos que expenden estas bebidas, sobre todo por la logística que supone el retorno. También ha sido criticado de forma directa por Ecoembes, que es la que gestiona los actuales contenedores amarillos. Elena Cebrián insistía ayer en que los dos sistema son complementarios. De hecho, se estima que el SDDR copará solo el 20 por ciento de los envases que se mueven a diario.

Concienciación ciudadana

Además, será necesario, como reconocía ayer la consellera, una gran campaña de concienciación para el ciudadano, siempre reacio a los cambios, y más si cabe si se le pide que tenga que pagar 10 céntimos más por envase, aunque al final se los devuelvan. Los estudios que maneja el Consell recoge que esa ganancia de dos céntimos por producto devuelto supondría para las grandes superficies un beneficio de entre 5 y 6 millones de euros cada año. Según la conselleria, se estima que una tienda de barrio que recoja y gestione unos 150 envases diarios podría obtener al año un extra de 1.000 euros. Y en general, se prevé que esta iniciativa inyecte 36,5 millones al año en el circuito del comercio en toda la Comunitat Valenciana.

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