No hay nada como ganar para que se olviden los problemas, las dudas y las urgencias. El Villarreal, en una semana, ha conseguido tres victorias y ya nadie se acuerda de lo que sucedió en Gijón, ni de que Marcelino ya no se sienta en el banquillo de El Madrigal. De repente, los amarillos suman ocho puntos en Liga y están en puestos de Europa League. Además la afición ha encontrado un nuevo aspirante a héroe como es Nicola Sansone. El delantero amarillo se inventó un gol desde 50 metros y fue el gran protagonista ofensivo con dos tantos.

Pero también es cierto que todavía queda mucho trabajo por delante. El submarino, con todo a su favor, permitió que la Real mantuviera las esperanzas. Sólo la falta de acierto de los vascos evitó una igualada que no hubiese sido una injusticia, visto lo visto.

Pero no se puede negar que en su sencillez radica su belleza. Su plan de juego lo tiene bien asimilado el Villarreal y lo aplica a la perfección. Lo que con Marcelino se había convertido en costumbre, amenaza con prolongarse a las órdenes de Fran Escribá. Los amarillos dejaron el dominio del ritmo y del esférico a la Real Sociedad que todavía debe preguntarse qué hizo mal para no sumar algo positivo en El Madrigal. En dos zarpazos el Villarreal resolvió el partido y apretó los dientes para asegurar la victoria. Pero también es cierto que el submarino estuvo al filo de la navaja, caminó sobre hielo quebradizo, sobre todo en la segunda mitad, cuando se encerró en su área y se dedicó a rechazar el asedio de los de Eusebio.

Desde el arranque, el Villarreal evidenció que no quería el control. Los donostiarras se hicieron con la posesión y, ayudados por cierta ansiedad defensiva de los de la Plana, se acercaron a la meta de Asenjo. Víctor Ruiz sacó el codo a pasear sin demasiado motivo y vio pronto la amarilla. Antes, en el minuto 9, un error de entrega de Musacchio permitió a Juanmi centrar el esférico al área. No acertó Trigueros a despejar y Zaldua filtró la pelota hasta Oyarzábal. El canterano se entretuvo y Jaume Costa mandó el peligro a saque de esquina.

Entonces apareció Sansone. El italo-alemán se desencadenó para inventarse la victoria. Primero se fabricó un penalti, en el minuto 13, tras un pase largo de Bruno Soriano. Rulli derribó al ex del Sassuolo en el área. Pero el premio se convirtió en castigo porque el argentino sólo vio la amarilla y Pato, que le había pedido a Bruno lanzar el penalti, mandó fuera la pena máxima.

Pero Sansone quería ser protagonista. El italiano aspira a hacerse con el papel de verso libre que, en temporadas anteriores, ocuparon Vietto o Bakambu. En el minuto 22, superaba en dos toques a Rulli tras una gran jugada colectiva del Villarreal. El hambre de Jaume Costa evitó que los amarillos perdieran el balón que llegó a Roberto Soriano. El ex de la Samp asistió entre líneas a Soriano que abría el marcador.

Después, la locura se apoderó de El Madrigal. En el minuto 25, un robo de Castillejo le llegó a Sansone justo en la línea del centro del campo. Avanzó dos pasos el delantero y se inventó un disparo dirigido a las redes. Rulli se vio superado por un chut desde 50 metros y se tragó el 2-0.

Pudo completar su momento de gloria Sansone con un triplete. Sólo dos minutos después, Castillejo cedió a la derecha a un Sansone sin marcar. Tras deshacerse de Íñigo, su disparo se marchó demasiado cruzado.

Fue entonces cuando se aplicó la parte más dura del plan. Reculó el Villarreal ante el empuje de la Real y se puso el machete entre los dientes. Los vascos complicaron las cosas con el gol de Yuri, tras una larga jugada colectiva en la que se echó en falta más intensidad en la defensa. Llegando desde atrás, tras un pase de Juanmi, le clavó la pelota en el palo largo a Asenjo.

Asedio sin premio

Renunció, ya fuese por voluntad propia o por incapacidad, el Villarreal al ataque en la segunda mitad. La Real Sociedad consideraba que el resultado no hacía justicia a sus méritos y quizás tenía razón. Así se produjo el alud inicial en la reanudación que acercó el empate. Primero Juanmi la tuvo en el minuto y cuatro después, en una jugada personal, Oyarzábal no acertó con la puerta de Sergio Asenjo.

Agazapado, el submarino esperaba su ocasión de sentenciar a la contra. Sansone gozó de ella en el minuto 57 tras una gran asistencia de Castillejo. Escorado a la izquierda, el italiano intentó ceder a Pato en lugar de ensayar el lanzamiento.

Con el paso de los minutos, las ideas de la Real se nublaron y el Villarreal respiró con más tranquilidad. Refrescó el equipo Escribá con la salida de Jonathan y Cheryshev y la recta final encontró a los amarillos volcados sobre la puerta de Rulli. N'Diaye y Bruno pudieron certificar la victoria, pero al final ése era el plan. Diez minutos de magia y ochenta de trabajo permitieron tumbar a una Real Sociedad que se marcha con la sensación de haber sido estafada. Ahora a pensar en la visita al Santiago Bernábeu.