La patronal azulejera (Ascer) mueve ficha en la crisis de la Confederación de Empresarios de Castelló y aboga por disolver la organización y refundar otra por los graves problemas económicos de la actual, que acumula una deuda de más de 700.000 euros y se encuentra en situación de preconcurso de acreedores. La mayoría de la directiva apuesta por luchar por la supervivencia de la CEC aunque sea declarando el concurso, y rechaza de momento la propuesta del azulejo.

La junta directiva debatió el jueves por primera vez por la viabilidad futura de la CEC, y llevó a cabo una consulta interna para votar si se refundaba o se mantenía la actual patronal. 11 dirigentes optaron por la continuidad, cuatro eludieron definirse y otros dos defendieron la refundación. En esta último sector se encuadró Ascer, una de las principales asociaciones sectoriales de la patronal castellonense. No en vano, el secretario general, Germán Belbis, procede de Ascer. La organización de pavimentos y revestimientos cerámicos, además, fue la primera que públicamente mostró su oposición contra los antiguos dirigentes, José Roca y Rafael Montero, con la dimisión de su vicepresidente en la dirección de la patronal provincial, un movimiento que precipitó los acontecimientos en la CEC y la marcha de los dos gestores.

Fuentes de la CEC explicaron que técnicamente la creación de otra organización empresarial tiene un complicado encaje legal y podría derivar en denuncias por parte de proveedores impagados. Esta medida permitiría la no asunción de la deuda, pero luego algún acreedor podría presentar un recurso al considerar que dicha entidad está integrada por las mismas personas y con idénticos fines que la anterior.

En el seno de la patronal se atisba muy complicado evitar el concurso de acreedores. En la reunión del jueves hubo asociaciones sectoriales que trasladaron su predisposición a pagar al menos las cuotas pendientes, pero otras entidades advirtieron que las sectoriales de la CEC también padecen problemas económicos, por lo que cuestionaron su capacidad para proveer de los recursos necesarios.

Cabe recordar, tal com publicó esté diario, que la CEC necesita 128.417 euros para poder abonar sus compromisos hasta final de año. De esta cantidad forman los impagos de las nóminas de los tres trabajadores que siguen en la patronal y que desde abril llevan sin cobrar. Si no se consigue este dinero, en noviembre entrará concurso de acreedores. El plazo para tomar o no esta decisión acaba el 27 del próximo mes.

Por su parte, la principal organización que adeuda es la Cierval, ya que esta última asumió la devolución de más de 400.000 euros que requirió el Consell por ayudas a cursos de formación organizados durante la etapa de Roca y Montero y que la justicia tiene en su mira. Por estos planes formativos, Montero, otro exdirectivo de la CEC y tres empresarios han sido procesados por los juzgados de Nules por un presunto fraude de 1,8 millones de euros.

Desde la patronal subrayan que dentro de la negativa coyuntura empieza a ponerse orden en la gestión del CEC tras los años de Roca y Montero. Los empresarios forzaron en julio a Roca a abandonar la presidencia tras 29 años en el cargo y en septiembre obligaron a Montero dejar su empleo sin cobrar indemnización.

El objetivo de los nuevos dirigentes de la patronal es dejar una estructura burocrática mínima, con 150.000 euros de presupuesto al año y de tres a cuatro trabajadores en plantilla.