Cien euros, una pequeña deuda por tráfico de drogas al menudeo, es la principal hipótesis que baraja la investigación policial como móvil del crimen del joven de 24 años de Castelló, cuyo cadáver fue hallado en la tarde-noche del jueves, semienterrado en un huerto próximo a una alquería de las afueras de la capital. La víctima, Miguel, N. F., desapareció el pasado 6 de enero y presentaba signos de violencia en la cabeza cuando fue localizado, según fuentes cercanas al caso. Al parecer recibió tres hachazos en una casa del Camí d'En Riera y después fue enterrado en un huerto cercano, próximo a la Basílica de Lledó. La Policía Nacional de Castelló ha detenido a tres personas acusadas por un presunto delito de homicidio. Dos de los arrestados, españoles, son menores de 14 y 17 años, mientras que un tercero, de nacionalidad rumana, tiene 19 años. El Juzgado de Instrucción ha decretado el secreto de sumario y hoy está previsto que pase a disposición judicial el mayor de edad, mientras que los otros dos serán entregados a la Fiscalía de Menores.

La Policía Judicial continúa analizando el móvil del crimen, pero fuentes de la investigación apuntan a un asunto relacionado con una deuda por trapicheo de drogas como el detonante del homicidio.

El Día de Reyes se perdió la pista de Miguel. Tras indagar entre sus allegados y conocidos, la Policía fue informada al mediodía del jueves de la posible existencia del cuerpo del joven en una alquería situada en el Camí d'En Riera de la capital de la Plana. A las ocho de la tarde localizaba en un huerto el cadáver semienterrado y con cortes en la cabeza, tapada con una bolsa de plástico. Se desconoce si fue muerto el mismo Día de Reyes.

Tenía dos hijos

El joven tenía dos hijos de apenas 3 años de edad y uno de los dos padece una grave enfermedad, según el círculo cercano a Miguel, que no da crédito a lo sucedido y subraya que era «un chaval muy querido en el barrio» (San Lorenzo). «Era una persona que llamaba cada 30 minutos a sus hijas, así que cuando dejó de llamarlas, se sabía que algo había pasado», señalaron vecinos del grupo de San Lorenzo de Castelló, que afirmaron que cada día cogía su bicicleta para ganarse la vida y «mantener a sus hijos». «Si llevaba un euro en los bolsillos se lo daba a su familia», reiteraron. La familia de Miguel es muy conocida en San Lorenzo y fue la que dio la voz de alarma hace una semana de la desaparición.