Los empresarios de Castelló se plantaron el pasado mes de julio contra la gestión del expresidente, José Roca, y ex secretario general, Rafael Montero, y después de tres décadas al frente forzaron su marcha. La causa judicial por un presunto fraude en cursos de formación organizados por la CEC y su deuda ponían en peligro su futuro. Así que aterrizo una gestora y los nuevos responsables se marcaron el objetivo de intentar sacar a flote la patronal.

Pero la herencia económica de la organización era peor de lo que se pensaba. Acumula una deuda de 2,2 millones y el pago de lo que deben las asociaciones sectoriales se presenta insuficiente para arreglar su situación. Desde entonces ya se han dado de baja cuatro organizaciones de la cincuentena que integran la CEC.

Un informe económico encargado por la gestora constató unas pérdidas de 1,7 millones de euros en 2015, de los que 1,3 correspondían a ayudas de la Generalitat por cursos de formación. A estas alturas, reconocen desde la patronal castellonense, la deuda asciende hasta los 22 millones, de los que sólo 60.972 euros corresponden a cuotas de asociaciones pendientes.

Asimismo, en el seno de la patronal se teme que el Consell exija el reintegro de más ayudas una vez vaya revisando más anualidades de los planes formativos de la etapa de Roca y Montero.

La auditoría de 2015 puso de manifiesto que el Consell había emitido una decena de expedientes para que la CEC retornara 1,7 millones de euros por planes formativos desarrollados de 2009 a 2014. Los empresarios lamentan que los exgestores vincularan la CEC sólo a subvenciones públicas.