El Magdalena Vítol puso ayer el broche de oro a nueve días de unas fiestas participativas y multitudinarias. El espectáculo recuperó los símbolos tradicionales e identificativos de las celebraciones fundacionales. Las reinas, Estefanía Climent y Berta Montañés, entonaron emocionadas «Magdalena! desde el balcón del ayuntamiento y el público las correspondió con «Vítol!».

La Magdalena de 2017 empezó su despedida con el desfile final de fiesta en el que participaron decenas de entes festeros acompañados de charangas e incluso agrupaciones musicales del festival internacional. Al acabar llegó el turno de la gran traca final por diversas calles del centro de la ciudad mientras sonaba música ambiente con temas tradicionales en la plaza Mayor. Finalizada y después de apagarse las luces en la plaza, un diseño lumínico dio paso a un caballo blanco, sobre el cual un actor vestido con indumentaria tradicional cruzó la plaza hasta llegar a la balconada donde trasladó el micrófono a las reinas con el que entonaron el «Magdalena!». Una vez el público respondió con el «Vítol!», se disparó una pirotecnia al tiempo que se proyectó un audiovisual en la concatedral que compuso la frase «Magdalena Vítol» al ritmo de la música y las luces.

A continuación se desarrolló el espectáculo en sí, organizado por la compañía vila-realense La Fam, que rememoró los principales elementos de la Magdalena. El primer acto se dedicó al «traslado a Castelló y a la fiesta». Así, la iluminación de la plaza se transformó cobrando presencia sus edificios; el Fadrí se coloreó en verde y de su parte superior, entre el humo y el sonido del repique de las campanas, aparecieron cuatro figurantes que descendieron verticalmente al son de la música hasta llegar al centro del campanar, donde realizaron acrobáticamente una danza vertical que se remató con otra pirotecnia y un disparo de serpentinas verdes que simbolarizaron las cañas que recorren la Romeria.

La parte dos fue una alegoría a la Mare de Déu de Lledó. Primero consistió en la proyección audiovisual en la fachada de la concatedral que representó la Ofrena a la Verge de Lledó. Incluyó la pieza musical «Salve» y una voz en off pronunció unos versos en honor a la patrona de la ciudad. Luego, un audiovisual junto a música y fuegos de artificio realizó un recorrido por la historia de la Mare de Déu de Lledó, a la vez que se mostró un panel de flores y la imagen de la Verge y el narrador la ensalzaba con varios «vivas».

El acto tres se enfocó en la gaiata. Empezó con una plaza a oscuras y la aparición de una iluminación de nocturno color azul. Sus edificios cobraron vida mientras se recitaron unos versos y se mostraron una imágenes que conformaron una gaiata. Con la música de la Gaiata de fondo, la fuente de la plaza también se iluminó y compuso con efectos pirotécnicos y luces una gaiata. De la concatedral surgió un personaje con un farol que se desplazó sobre la gente hasta llegar a la altura del monumento, al que depositó la luz para su encendido.

La última parte fue una exaltación al folclore. Desde el nuevo ayuntamiento se interpretaron los sones de las Marineries, Bolero y Jota de Castelló, y nueve parejas bailaban en nueve escenarios repartidos por la plaza. Como cierre final se presentó la imagen de las reinas en la concatedral y se lanzó un piromusical con la pieza de «Magdalena Festa Plena».