Poca capacidad de maniobra y un problema de difícil solución que se ha encontrado el actual gobierno municipal. Es la reflexión que realizó ayer la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, al valorar, como publicó ayer este diario, el cierre de la histórica tasca El Mejillón en la calle Isaac Peral tras casi medio siglo abierta al público.

Amparo Marco recalcó que la actualidad de las tascas de Castelló marcada por el cumplimiento de unas sentencias «ineludibles», como la que se refiere a la prohibición de vender alcohol en la vía pública a partir de las 22.00 horas. Además, hay pendiente la resolución de un recurso del colectivo Castelló sense Soroll ante el Tribunal Supremo dirigida a poner en cuestión la «excepcionalidad de las tascas».

La alcaldesa quiso dejar claro que todos estos problemas «vienen heredados del PP y no tenemos más remedio que ir acatándolas porque tenemos poco margen de maniobra». La voluntad del gobierno municipal, añade, es la de «compatibilizar el descanso de los vecinos con la libertad de abrir un negocio y el derecho de los ciudadanos a disfrutar el ocio, y por supuesto que nos vamos a esforzar en intentar conjugarlos». Por ello, se mostró convencida de que «con buena voluntad por todas las partes se buscara la solución definitiva». Con un expresivo «claro que queremos tascas», Amparo Marco dio su total respaldo a esta histórica zona de ocio del centro de la capital de la Plana, sin dejar de aclarar que su lucha también es la del «derecho al descanso».

Una de las quejas de la alcaldesa se dirige, no obstante, a los horarios que recoge la normativa de la Generalitat. «Con el sol y el clima mediterráneo que tenemos resulta que 'la noche' empieza en la Comunitat Valenciana antes que en otros lugares de España», apuntaba Marco.

Este es precisamente otro frente abierto por algunos de los empresarios de las tascas, que han anunciado en más de una ocasión su intención de recoger firmas para que se tramite un cambio de la Ley de Drogodependencias de la Generalitat Valenciana, que es la que se encarga de regular aspectos como los horarios de venta de alcohol en la calle.

Con el cierre de El Mejillón la calle Isaac Peral pierde la segunda en unos meses tras el de La Cueva. Ahora son seis las tascas que quedan en la zona, concentradas en la calle Barraques. El responsable de El Mejillón, que tiene un negocio similar en Benicàssim, señalaba ayer que ha decidido cerrar la tasca porque han bajado sus ventas un 70 por ciento y, entre otras cuestiones, no podría mantener el salario de sus cuatro empleados.

Queda por ver el futuro de los locales de esta calle porque, como recuerda el propietario e El Mejillón, al estar en Zona Acústicamente Saturada no se pueden otorgar nuevas licencias. Además, se da el caso de que el local se lo alquilaba el propio presidente de Castelló sense Soroll. El problema añadido es que estamos hablando de una zona de acceso a un aparcamiento comunitario.