La familia del presunto homicida de Benicàssim se encuentra totalmente abatida tras el terrible suceso que tuvo lugar el pasado sábado en la terraza del bar «La Alegría» y tal como declararon ayer a Levante de Castelló «no nos lo vamos a perdonar nunca». Tanto la mujer como la hija del hombre que presuntamente asesinó a un cliente de su bar mientras tomaba café y leía el periódico, lamentan todo lo ocurrido y lo sienten mucho tanto por la víctima como por sus familiares.

En cuanto al motivo por el que el presunto autor de los hechos, de origen asiático, le asestase un corte en el cuello a su víctima, la familia confirmó una de las hipótesis que se ha estado investigando desde un principio y de la que ya informó este periódico: que sufrió un brote psicótico. Y es que, como explicó la hija del supuesto homicida a Levante de Castelló, «todas las personas que conozcan a mi padre saben que tiene un problema mental que podría ser un brote de esquizofrenia aguda».

Al respecto, varios vecinos de la localidad benicense comentaron que, desde hace un tiempo, veían un poco raro, como ausente, al presunto homicida, algo que podría estar relacionado con que hubiese dejado de tomar la medicación. Además, tras preguntar a trabajadores de diferentes bares y tiendas regentadas por personas asiáticas, estos comentaron que apenas conocían al presunto agresor y no se relacionaban mucho con él «nos saludábamos y poco más».

Tal y como avanzó este periódico, el terrible suceso fue grabado por las cámaras de seguridad instaladas en la esquina del bar y que vigilan las pilonas que regulan el tráfico en las calles peatonales. Dicha cámara enfoca a la terraza del bar «La Alegría» y captaron cómo un individuo se dirigía a la víctima y, sin discusión ni pelea previa, le agredía con un arma blanca. Además, las cámaras de vigilancia solo recogen imágenes (no audio) por lo que, si el agresor se hubiera dirigido a la víctima, parece que lo habría hecho sin aspavientos ni signos de estar molesto por algún motivo.

El juzgado de Instrucción nº 1 de Castelló ordenó el lunes prisión provisional, comunicada y sin fianza al presunto asesino y, durante su internamiento en un centro penitenciario será sometido a tratamiento psiquiátrico.

La víctima tenía 56 años, era vecinos de Benicàssim y ejercía profesionalmente como corresponsable de una empresa de pruebas eléctricas.