Ponerse por detrás contra el Atlético de Madrid es un verdadero ejercicio de desesperación. Es como si obligaran a su rival a derribar el muro de Berlín con una cucharilla. Pero, cuando la frustración amenazaba con nublar al Villarreal, el submarino resurgió gracias a un épico Ünal. Heroico a lo Attaurk, el otomano superó en dos ocasiones a Oblak para guiar al submarino a una victoria soñada, ya no sólo por los tres puntos, sino por la comunión que se produjo entre equipo y grada en un final para el recuerdo.

Primero, el turco remató en el minuto 81 un centro de Álvaro González, en ataque tras un saque de esquina de Castillejo, para batir a un Oblak. Y cuando el arreón final daba la impresión de quedarse en gatillazo, Ünal aprovechó una falta desde la derecha lanzada por Castillejo de nuevo. La despejó mal Godín y el disparo a puerta de Bonera lo convirtió Ünal en una victoria gloriosa que permite asaltar la quinta plaza, dejar al Sevilla a dos puntos y, sobre todo, recuperar la autoestima de un grupo melancólico en los dos últimos meses de competición.

Todo en un duelo capaz de desesperar al santo Job. Y es que un partido del Atlético de Madrid es tan divertido como ver crecer una planta. No sucede nada durante la mayor parte del tiempo, pero como parpadees seguro que te pierdes lo poco que se sale del guión. Lo imprevisto ayer tuvo forma de penalti cometido por Jaume Costa en la primera mitad. Un error defensivo de la zaga amarilla, cuando Bonera no supo despejar un cabezazo en el área de Diego Costa hacia Griezmann. El francés encaró a Asenjo y ahí se desató la tormenta. El delantero cayó en una dudosa acción en la que no quedó claro si Costa llega a tocar. El delantero galo engañó a Asenjo para poner el 1-0 y convertir en angustiosos los envites del Villarreal contra los rojiblancos.

Porque debería estar prohibido que el Atlético se adelantara en el marcador. A partir de ese tanto, que se produjo en el minuto 18, el submarino se desesperó en busca de un resquicio por el que tirar abajo el muro de los colchoneros. Con un equipo en el que Raba fue el escudero de Bacca, y donde parece definitivo que Bonera le ha ganado el sitio a Víctor Ruiz, el Villarreal combinaba con relativa facilidad hasta que aparecían un central medio calvo, un lateral con pinta de poeta romántico del siglo XIX y una mole como Giménez. Las internadas por la izquierda de Costa y Fornals, lo más activos en el apartado ofensivo local, morían sin llegar a poner en jaque a Oblak.

Antes del tanto rojiblanco, Bacca y Rodrigo lo habían intentado, pero el disparo del colombiano lo había atajado Oblak y el del madrileño se marchó alto. Tras el mazazo del 0-1, el ciclópeo entramado defensivo del Atlético sólo permitió un lanzamiento de Fornals, tras un robo a Saúl, que se marchó desviado.

En el lado visitante, Koke estuvo cerca de marcar el segundo en el minuto 24. Vrsaljko centró desde la derecha y el medio empaló para que el balón se estrelló en el palo izquierdo de Asenjo. También Correa, con una vaselina sin fortuna al filo del descanso, puso en jaque la puerta del palentino.

En la segunda mitad, el Villarrel sufrió la impotencia recurrente que tantos equipos sufren ante los rojiblancos. El conjunto de Simeone se pertrechó atrás, aseguró la muralla y le cedió la cucharilla a su rival para ver si era capaz de desmontar la pared defensiva rojiblanca.

Antes del delirio final, el Villarreal gozó del control del esférico, pero el peligro real se redujo a un posible penalti sobre Bacca, en el minuto 65, que se quedó en eso, posible, y un disparo de Trigueros, cuatro antes, que culminó un barullo en el área en el que no pudo rematar Fornals. Además, perdonó Griezmann la sentencia en un contra manejada por Diego Costa y prolongada por Correa, que acabó con un vaselina demasiado endeble.

Pero la aparición en el campo de Ünal y Castillejo reforzó la fe de los conversos. Protagonistas en las jugadas de los dos tantos, tiraron abajo la pared y se colaron en la sala de estar de un Atlético que se despide de la Liga. El Villarreal abraza Europa, y recupera por fin la sonrisa.