El 18 de abril de 2006 Castelló hizo realidad una de sus grandes aspiraciones, especialmente desde el mundo judicial y de la abogacía. La Ciudad de Justicia, en el bulevar Blasco Ibáñez, marcaba un antes y un después. Completamente obsoletos los juzgados de la plaza Borrull, urgía la construcción de un nuevo y moderno edificio. Una obra faraónica para la ciudad que supuso entonces un inversión récord. Nada menos que 24.661.393,4 euros. La Unión Temporal de Empresas (UTE) ACS-Secopsa se encargó de la ejecución, que duró tres años, aproximadamente, desde la adjudicación en febrero de 2003.

La Ciudad de la Justicia, además de albergar dependencias y salas para celebrar juicios, contemplaba celdas en la planta inferior y un aparcamiento en superficie para 124 vehículos reservado a los funcionarios.

En 2014 la Conselleria de Justicia solicitó al Ayuntamiento de Castelló la licencia de uso tanto del parking como de acceso al sótano. El trámite no debía demorarse en el tiempo.

Por ello, ayer sorprendió que el consistorio anunciara, cuatro años después, el informe favorable del ingeniero municipal. La noticia provocó confusión, ante la posibilidad de un proyecto de aparcamiento en el solar ubicado enfrente del Palacio de Justicia, e incredulidad por si el propio inmueble iba a sufrir una remodelación. Ni una cosa ni otra. Simplemente una autorización que había quedado en el olvido.