El Ayuntamiento de Castelló apostó en 1982 por la doble denominación para nombrar la ciudad: Castelló/Castellón de la Plana. El Pacte del Grau apuesta por oficializar el nombre único en valenciano por razones históricas y aduce que la ciudadanía podrá seguir usando la opción en castellano. «Castelló ya existe desde 1982, ¿por qué hay que eliminar Castellón cuando se usa desde hace 450 años?», se preguntó ayer el concejal del PP, Carlos Feliu . La portavoz municipal, Begoña Carrasco, calificó la derogación del topónimo bilingüe de «retroceso» y aseguró que el PP lo restablecerá si llega a la alcaldía en las elecciones de 2019.

Carrasco lamentó que el equipo de gobierno impulse la normalización de la denominación «sin consenso y sin consultar con tres federaciones vecinales». Recordó que alcaldesa afirmó en febrero que el cambio se haría si había acuerdo, y «sigue sin haber consenso», denunció.

«El nombre de la ciudad ya es Castelló, por lo tanto el debate que plantean PSOE y Compromís es una falacia. Lo que de verdad proponen es eliminar el nombre Castellón y acabar con el bilingüismo que ha prevalecido durante 36 años», reiteró Carrasco.

El grupo popular escenificó su oposición a los planes municipales en una comparecencia en rueda de prensa de seis de sus ocho concejales. El presidente de la diputación, Javier Moliner, no acudió por cuestiones de agenda, según el PP, aunque cabe recordar que en este asunto ha mantenido un perfil discreto, mientras la edil María España no fue por razones de trabajo.

Los populares, a través de Carlos Feliu, enseñaron un documento con el que intentan contrarrestar el argumentario utilizado por el ejecutivo local y por los expertos participantes en el ciclo de conferencias organizado semanas atrás.

Feliu acusó de mentir al gobierno local cuando sostiene que el reglamento de normalización de 1991 aboga por el nombre único de Castelló y que la palabra de Castellón se introdujo en el decreto de Nueva Planta del siglo XVIII. En el primer caso, aseguró que el reglamento recomienda la utilización de la vertiente en valenciano sin eliminar la palabra en castellano y, para ello, subrayó que dicha normativa aconseja que las señales de tráfico estén redactadas en las dos lenguas. En el segundo, indicó que Castellón empezó a usarse con los Austrias, en el siglo XVI, cuando la nobleza local, recordó, se castellanizó. Al respecto, mostró documentos de dicha época en los que aparece Castellón.

Respuesta a la AVL

El concejal rebatió al presidente de Onomástica de la Acadèmia Valencia de la Llengua, quien explicó que Castelló es un endónimo (nombre tradicional) y Castellón es un exónimo (denominación que utiliza gente de fuera). «Castelló no puede considerarse un exónimo porque el castellano es lengua oficial», adujo Feliu.

También contestó los argumentos de la AVL respecto a que la ONU aconseja un único topónimo. El regidor destacó que esta organización avala el uso del doble topónimo en territorios con varias lenguas oficiales. Puso los ejemplos de Helsinki o Dublín. Consideró que no es cierto que la mayoría de los municipios de Castelló hayan valencianizado su topónimo porque «el 42 % de las localidades «nunca han cambiado de nombre».

Sobre la normalización aprobada en Almassora y l’Alcora, con el visto bueno del PP, aseveró que «no se pueden comprar pueblos con la capital». Con Almassora, agregó que solo tenía una diferencia de una letra -similar que en Castelló- «pero aquí mucha gente dice Castellón».

Por su parte, el edil Vicent Sales añadió que la provincia abarca zonas castellano y valenciano/parlantes y apuntó que a los habitantes de las primeras comarcas se les convertiría «en extraños en su tierra».