Casa Tere es uno de los restaurantes más conocidos de la Plana Alta. Ubicado en la N-340, es desde hace cinco décadas parada obligatoria para todo aquel que quiera comer a su paso por la Ribera de Cabanes. Las hermanas Encarna y Tere Pitarch Martínez llevan desde hace unos veinte años el restaurante que sus padres montaron hace más de cincuenta. «Nuestro secreto es haber aguantado la cocina casera durante cincuenta años. Mantenemos el espíritu de siempre», explica Encarna Pitarch.

«Primero fue un almacén de abonos y luego pasó a ser una pequeña tienda, a donde paraban los conductores de la carretera a hacerse un chato de vino y de ahí pasó a taberna primero y después bar y restaurante», recuerda Encarna. Fue construido por sus padres, quienes lo regentaron hasta su jubilación. La madre de Encarna y Tere dio nombre a este restaurante de la Ribera que, con los años, se fue ampliando. Casa Tere cuenta también con habitaciones, un local de banquetes para más de 400 comensales y una masía para celebraciones más reducidas.

Entre semana dispone de un variado menú diario con ocho primeros platos y ocho segundos a elegir. Cada día preparan paella, fideuà, macarrones o canelones y sepia, emperador, merluza, conejo o bistec a la brasa o la plancha. El menú incluye bebida, pan y postre por 12,50 euros. «El menú de fin de semana varía en que incluimos también una ensalada y tenemos una cocina un poco más elaborada como cordero al horno o bacalao gratinado, aunque mantenemos el resto de oferta por si alguien nos lo pide», explica Encarna. El menú del fin de semana cuesta 14 euros.

Además de los menús, también ofrecen servicio de desayunos y cenas y disponen de habitaciones en el hotel que construyeron encima del restaurante. También organizan celebraciones como bodas, comuniones y bautizos en el local anexo, que dispone de una capacidad para más de 400 personas. Al otro extremo de la carretera tienen una masía para eventos más reducidos. Para estas celebraciones ofrecen menús personalizados y servicios de catering, todo preparado en su cocina.

«Mantenemos el espíritu de siempre. Todo lo que servimos lo hacemos aquí y la gente lo valora. Compramos buenos productos y los cocinamos de manera casera, como hacían mi madre y mi abuela, que siempre han llevado la cocina. Es el secreto para que la gente continúe creyendo en ti», recalca Encarna Pitarch, que resalta que continúan con la manera de cocinar de su madre y su abuela, las dos cocineras originales de Casa Tere.

Al encontrarse en el tramo de la N-340 en el que se prohibió el paso de vehículos pesados, en los últimos años han visto reducido el número de clientes, como en el resto de restaurantes de la zona.

«El cambio se ha notado muchísimo. Nosotros llegábamos a hacer cien cenas cada noche cuando los camiones pasaban por la N-340. Nuestra zona se ha visto muy afectada. Es un momento muy complicado», lamenta Encarna Pitarch.