Parada obligatoria en la comarca de l'Alt Maestrat es Ares . Con un gran patrimonio cultural y natural lo primero que nos encontramos al llegar al pueblo son unas hermosas vistas de todo el término, ya que esta bella localidad se encuentra a los pies de la Muela de Ares, pero nada más y nada menos que a 1.195 metros de altura.

En Ares del Maestrat encontramos uno de los enclaves prehistóricos del arte rupestre levantino. La Cueva Remígia alberga más de 750 pinturas de arte rupestre que, siendo encontradas de forma fortuita durante una cacería en 1934, son uno de los puntos de referencia para los amantes de la historia y la arqueología. Declaradas desde 1998 como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco son imprescindibles en cualquier visita a Ares y l'Alt Maestrat. En la cueva, pintadas hace 7.000 años, los visitantes se encuentran con escenas de caza que representan cómo era la vida de los cazadores-recolectores.

Llama especialmente la atención la imagen de un toro herido que persigue a un cazador y las escenas de lo que se intuye eran ritos de iniciación en la tribu. Tampoco puedes haber visto esas majestuosas pinturas y no haber notado una escena diferente, con un toque más macabro si se quiere decir así, en la que un personaje está siendo ejecutado por parte de un pelotón de arqueros.

Eso sí, falta lo más importante. Visitar Ares del Maestrat, el Barranco de la Gasulla y la Cueva Remígia para poder disfrutar de un trocito de nuestra historia y patrimonio al tiempo que dejamos volar nuestra imaginación.

Pero bueno, el viaje no acaba aquí. Ares es un pequeño rinconcito en el Maestrat castellonense lleno de historia y con rincones que embelesan vayas por donde vayas.

Volviendo al casco urbano y, dejando momentáneamente de lado la belleza natural del municipio, nos encontramos hermosos edificios con más de ocho siglos de antigüedad. En la cima de la muela que preside la localidad se encuentran las ruinas del antiguo castillo. Entre ellas se han encontrado restos de yacimientos íberos y varios lienzos de la muralla árabe que envolvía al municipio en la Edad Media.

Un poco más abajo, entrando de lleno en el actual trazado urbano de Ares nos encontramos con la iglesia parroquial que, aunque haya sufrido sucesivas remodelaciones y cambios con el paso de los años, todavía conserva la fachada de estilo barroco del siglo XVIII. Como curiosidad, ya que es casi lo primero en lo que uno se fija cuando lo ve, es que a diferencia de lo que ocurre normalmente, la torre del campanario de la iglesia de Ares del Maestrat tiene una altura inferior al resto del edificio. ¿El motivo? Esta estructura pertenece a la iglesia primitiva del municipio y no al actual edificio santo.

El siguiente punto de visita obligada para cualquier turista es la plaza mayor. Esta localización supone el centro de la actividad diaria de los vecinos y nos acerca a otros edificios de siglos pasados. Los Porches, la antigua lonja, en la cual se pasa del estilo barroco de la iglesia a un hermoso estilo gótico-mudéjar en sus arcos y la antigua cárcel datada en el Siglo XIII son perfectos para completar nuestro álbum del viajero.

Por cierto, ya que estamos de lleno dentro del casco urbano no puede faltar una parada en alguno de los restaurantes o bares para degustar los exquisitos platos elaborados con queso tierno, trufa o cordero.

Sin abandonar el municipio nos adentramos en la roca del castillo, más concretamente en la cueva que la cruza de parte a parte y que en estos momentos es un museo que permite conocer la historia de la localidad. Antes de dar por acabado nuestro viaje por Ares nos quedan tres paradas. Damos un paseo por el Barranco de los Molinos, declarado Bien de Interés Cultural, donde contemplamos cinco molinos de agua que datan de los siglos XVII y XVIII. El agua pasaba de un molino a otro, aprovechándose cada gota, desde el barranco hasta la Rambla Carbonera. Actualmente el último de los molinos, el Sol de la Costa, se ha convertido en Centro de Interpretación y, en él, se enseña cómo funcionaban los molinos harineros.

Ahora es el momento de visitar la Nevera Medieval en la Font dels Regatxols. Este emplazamiento era de vital importancia para los antiguos pobladores de Ares ya que, en él, almacenaban nieve compactada con paja que luego distribuían como medio para conservar los alimentos o medicinas.

Todavía nos queda visitar uno de los pocos bosques mediterráneos que quedan intactos y que han sobrevivido al paso del tiempo y la deforestación. El Barranc dels Horts conserva aún el esplendor de los bosques de grandes carrascas y robles.