Kilómetros de carretera para llegar a buen puerto. El CD Castellón se puso, entre pecho y espada, 8.386 kilómetros para ser equipo de Segunda División B. Y el domingo todas esas horas de viaje, siempre acompañado por parte de su fiel afición, culminaron de la mejor manera posible: con el anhelado ascenso de categoría. Desgranados en 5.192 kilómetros correspondientes a la fase regular y, los 3.194 restantes, a los tres desplazamientos de la fase de ascenso a Tanos, Sant Andreu y Portugalete.

La salida más larga fue la de Tanos (Torrelavega), con 726 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Luego el de Portugalete, con 622. De los del grupo VI de Tercera, el desplazamiento con más kilometraje fue el de Orihuela (287), por los 262 de Crevillente, los 256 de Elche o los 234 de Novelda. En cambio, los más cortos fueron Almazora (5) y Vila-real y Borriol (9).

Esos kilómetros no son nada con lo que se le avecina al Castellón la temporada que viene, al que se podrá seguir en Segunda B por tierra, aire o mar. Solo en nueve salidas y de la fase regular, el conjunto albinegro tendrá que recorrer 9.078 kilómetros para intentar clasificarse para disputar la fase de ascenso a Segunda División. Esto supone casi el doble que en Tercera.

La escuadra de la capital de la Plana tendrá que jugar en Aragón, Cataluña, en las tres provincias valencianas y también tendrá que hacer una salida a Illes Balears para jugar contra el Atlético Baleares. Este será el desplazamiento más largo (478 kilómetros), seguidos por los 382 kilómetros hasta Olot (Girona) y Ejea de los Caballeros (Zaragoza).

Pero hasta que eso llegue, la plantilla del Castellón recorrió ayer otros kilómetros pero por las calles de la ciudad y arropados por multitud de aficionados que saltaron a la calle para celebrar el ascenso con los jugadores. El desfile comenzó en Castalia, desde donde se fueron a casa de la aficionada Nuria Saura, en la ronda Magdalena, ganadora del sorteo para participar en la rúa albinegra. Siempre sonrientes y cantando sin parar.