Pokémon tardó en popularizarse. Durante un año y medio, las ventas de uno de los fenómenos incontestables de la cultura popular fueron paupérrimas. Fueron los rumores sobre Mew, una de las 151 criaturas originales, los que rescataron a la saga del ostracismo. Ese éxito tardío llevó a Satoru Iwata, expresidente de Nintendo, a comparar las primeras ediciones de la franquicia con las enkas. Estas últimas son canciones populares niponas, muy melodramáticas, cuyo triunfo se hace de rogar. Su recepción mejora con el tiempo.

En España, tierra de vinos, se suele asociar la virtud de enriquecerse con el paso de los años al afrutado licor. El deporte brinda ejemplos notables de esta lógica constantemente. Atletas inmarcesibles, de los que se goza en su ocaso y cuyo rendimiento está en continuo in crescendo. Paradigma de ello es Chema García (Plasencia, 27 de abril 1987), recién renovado con el TAU Castelló. El escolta afronta su décima temporada en el club de La Plana comparándose, precisamente, con el buen vino.

«Vivo un gran momento personal y tengo más estabilidad que nunca fuera de la cancha. Quizá no tenga la explosividad de antaño, pero sí más experiencia y la misma polivalencia», medita el jugador extremeño. Con 34 partidos disputados esta temporada y una valoración media de 6,7 durante los play-off de ascenso a la ACB, García vive un momento dulce en el club de su vida. «Es el equipo que me lo ha dado todo y que me ha permitido crecer en lo personal y en lo profesional», agradece.

No es un one club man, figura casi mitológica, pero sí un jugador fiel a su actual escuadra. El capitán del conjunto verdiblanco no concebía más opción que renovar y confiaba plenamente en su continuidad. «Mi primera opción siempre fue el TAU Castelló; no cambiaría la confianza del club por más dinero en otro sitio», asevera el portador del dorsal 14.

Casi diez años después de su llegada a Castelló en agosto de 2009, Chema García se resiste a conjugar sus logros en pasado. El capitán sigue ambicionando éxitos con un club al que aterrizó para disputar la Liga EBA, pero que, en el momento de escribir estas líneas, sueña con jugar en la ACB. «El baloncesto ha evolucionado muchísimo, pero yo también», concluye al rememorar su paso por hasta tres categorías del básquet patrio. Empero, poco importan los partidos acumulados. «Nunca dejas de aprender», garantiza.

En clave de futuro, el sueño de García -y de toda la afición del TAU- es lograr el ascenso a la ACB. Para ello, el líder del equipo considera fundamental contar con «un bloque que inspire confianza», con el que frecuentar los primeros puestos y las eliminatorias, así como con una pizca de suerte con las lesiones. Con ambos ingredientes, la receta de García no incluye el miedo hacia equipos de renombre como el Valencia Basket. «No me da vértigo enfrentarme a ellos. Precisamente, en pretemporada jugamos contra el Valencia y no lo hicimos nada mal. Tampoco pensábamos en llegar a LEB Oro y aquí estamos. Mi sueño es dejar al club en lo más alto», proclama ilusionado el extremeño.

Tras tantos años compartiendo anhelos, el capitán detecta ciertos paralelismos entre el equipo y él. «Chema García pelea hasta el último balón. Tiene garra y carácter; diría que el TAU es precisamente eso. Un equipo que quiere mandar en los partidos, que se sacrifica y lucha», compara el veterano escolta.

Su influencia en la cancha es grande, pero García no piensa que ejerza como padre. Más bien como hermano mayor, «siempre de cachondeo para quitar presión a los nuevos, aconsejándolos y explicándoles lo que significa el club». Y, pese a que el TAU Castelló admite muchas definiciones, su capitán prima una por encima del resto. «Somos una familia», sintetiza.

Hasta que llegue el ascenso a la ACB y mientras García tutela a los jugadores noveles, el TAU y su máximo estandarte crecen a la par. El año pasado, más de 3.000 abonados hicieron del peregrinaje al Ciutat de Castelló una rutina. Asimismo, el pabellón castellonense acogió con mimo a una media de 2.000 espectadores por partido. Pero no es suficiente.

«La gente quiere baloncesto de nivel y aquí lo encuentra. El objetivo es conseguir llenos, alcanzar los 4.000 abonados y que acuda una media de 3.000 espectadores al pabellón para convertirlo en una olla a presión», desea el escolta. Para García, «la directiva está haciendo las cosas muy bien» y eso posibilita el auge social y económico del club.

La popularización del TAU Castelló, tardía como la de Pokémon, ha potenciado la proliferación de las pelotas de baloncesto en los patios y placetas. Quizá eso se deba a los éxitos de un equipo que, merced al trabajo de personas como su capitán y en apenas seis años, ha pasado de deambular por la Liga EBA a pugnar por el ascenso a la mismísima ACB. Cada vez más niños anhelan convertirse en el próximo Chema García. «Somos un ejemplo para los más jóvenes y trasladamos unos valores únicos, distintos a los del fútbol y que motivan a los padres. Lo normal es que el niño que prueba el baloncesto se quede», afirma.

Chema García y TAU Castelló; dos relatos narrados al unísono. Todavía quedan sueños que cristalizar, pero el capitán ya lleva una década cumpliendo el suyo. Así lo explicitan sus palabras: «El TAU Castelló es el equipo de mi vida».