Sócrates Moreno Perete es el nieto del último farero. Contempla cada espacio que contiene el edificio recién inaugurado que con la denominación Museu dels Mariners rinde tributo a la gente del mar de Benicarló. Recuerdos de las antiguas estancias se abren paso en la memoria y puede precisar sin temor a equivocarse donde estaba situada la cocina, el comedor o cualquier otro espacio, como los dormitorios, en el antiguo faro ya extinto que guiaba a las embarcaciones de la costa benicarlanda.

El Museu es hoy un edificio de arquitectura moderna que pasa a formar parte del patrimonio cultural de la ciudad, que ya posee el Mucbe, un espacio museístico integrad en la red e museos de la Generalitat. También se convierte en el segundo edificio de temática etnológica junto a la casa de la calle Santa Cándida, en un intento de dignificar los vestigios, muchos de ellos de oficios de plena actualidad, que conforman dos de los pilares económicos de Benicarló: el campo y el mar. El museo marinero tiene un pasado ligado inexorablemente al antiguo faro, que se emplazaba exactamente donde hoy se erige el museo y del que podemos destacar algunos apuntes.

El faro original era un edificio singular, de líneas clásicas y sencillas y de planta rectangular. Fue uno de los proyectos que formaban parte de la construcción del Puerto de Benicarló. Se construyó en 1886 y arquitectónicamente era muy similar a la reconstrucción que vemos hoy en día. Constaba de la casa del farero y del faro. También había una balsa con peces, un gallinero con la caseta del perro, un lavadero, unos fuegos en el suelo para la caldera de cobre y, lo más importante, un almacén con un acumulador de acetileno y con botellas para soldar.

Su estructura de hierro contaba con de más de 5 metros de altura. Como no podía ser de otra manera, estaba situado frente a la casa del farero, en primera línea de mar, y se encontraba enrejado para que nadie más pudiera manipularlo. Era un faro de los catalogados de quinto orden, cuya luz llegaba hasta una distancia de entre 10 y 12 km. La época de plena actividad del faro coincidió con el período de mayor tráfico comercial del puerto marítimo, en el apogeo de la producción del Vino de Carlon y su comercialización a destinos internacionales.

El faro dejó de tener su función primitiva en 1946, año en que se inauguraron otras luces de referencia situadas en los diques que se construyeron dentro del puerto, una de las cuales es el faro actual. Sin embargo, la casa siguió habitada hasta 1951. Con el paso del tiempo, fue deteriorándose hasta quedarse en estado ruinoso. La Autoridad Portuaria la demolió el 9 de mayo de 1998 y trasladó la estructura del faro en el Puerto de Castelló.

Hoy el Museu recuerda su figura y, también, todo el pasado marinero de Benicarló a través de diferentes espacios que explican características de la pesca y la vida marítima, como las subastas, los calafates, los equipos de navegación, los marinos mercantes, los pescadores, las remendadoras de redes, la gastronomía o la tipología de pesca.

Además, en los paneles y audiovisuales se recoge la historia y trayectoria de la vida pesquera en Benicarló. Así, en el dedicado al Sector pesquero y la comercialización de la pesca se narra cómo debido al propio sistema económico industrial de Benicarló, el sector pesquero no ha tenido tanta relevancia como en otras poblaciones costeras, tanto por la importancia que tenía el comercio marítimo, como por el rápido proceso de industrialización que tuvo lugar en Benicarló, con industrias químicas (destilado Adrián & Klein, Daksa), textiles (Fábrica Salvador Fontcuberta) o conserveras (Fábrica del Morrongo).

Alrededor de los años 50, hubo un grave problema de sobrepesca que provocó una caída drástica en los rendimientos de la actividad pesquera y fueron muchos los que abandonaron el oficio para dedicarse a la industria.

A todo ello, hay que sumar que las condiciones de trabajo eran muy precarias. En 1922, la Sociedad de Marineros se constituyó en posit de pescadores con el fin de poderse ayudar en los momentos de peligro. Posteriormente, ya en 1949, fundan la Cofradía de Pescadores San Telmo, que agrupaba tanto armadores como pescadores y continúa hasta nuestros días. A través de la Cofradía, se empieza a comercializar la pesca.