Detrás de su sonrisa perenne se esconde un gran sufrimiento, pero para Santi Cazorla verse de nuevo vestido de corto y recibiendo el cariño que ayer sintió en el Estadio de la Cerámica es la mejor medicina. Después de dos años muy difíciles con lesiones y complicaciones, y sin poder dejar de pensar en una prematura retirada, el centrocampista asturiano ha encontrado en el Villarreal CF el mejor lugar para volver a sentirse futbolista.

«Después de dos años de mucho sufrimiento, solo por esto ha merecido la pena», comenzaba diciendo un emocionado Cazorla mientras se dirigía a los cerca de 4.500 aficionados que se dieron cita en el feudo villarrealense para arroparle en su presentación. Un acto mágico, obra del televisivo mago Yunke, y que llevó al menudo futbolista a aparecer por arte de magia en una gran urna de cristal ubicada en el césped del estadio ante el asombro de la grada.

De su boca, agradecimientos y una ilusión desbordante, igual que la que mostró el primer día que pisó ese mismo estadio temporadas atrás. «Voy a intentar volver a mi mejor nivel. No sé si lo podré lograr, pero haré todo lo posible. Os prometo que cada minuto que juegue con esta camiseta lo voy a dar todo», aseguraba.

El futbolista asturiano, que tras realizar la pretemporada con el equipo ha acabado firmando por una temporada con opción a otra más, reconoció que su adaptación había sido «sencilla», puesto que desde el primer día le han hecho sentir «como uno más». «Esta es mi casa y voy a aportar todo lo que pueda tanto dentro como fuera del terreno de juego», apostilló.

Tras él, un atento Fernando Roig, al que se le veía más que satisfecho. En el club de la Plana Baixa siempre se le ha guardado un cariño especial a Cazorla, por eso nadie dudó en darle la oportunidad de recuperarse y reencontrarse con el fútbol. «Para mí es una gran satisfacción poder presentar a este mágico jugador y una gran persona como es Santi Cazorla. Espero que los últimos años de su carrera profesional los vivamos en el Villarreal. Ha sido mucho sacrificio, muchos días de tristeza y su familia lo ha sufrido tanto como él, pero tiene un par de huevos y ha sido capaz de recuperarse y va a llegar a un gran nivel aquí en el Estadio de la Cerámica. Te queremos, Santi», señalaba el máximo dirigente de la entidad amarilla.

Cazorla no podía finalizar su presentación de otro modo que no fuera con su familia. Concretamente con sus dos hijos, los que le han animado a seguir trabajando a diario para superar los malditos problemas físicos, siempre diciéndole que querían volver a verle de corto. Ayer, el propio Cazorla y su hijo mayor, vestido con una camiseta del Villarreal en la que podía leerse «papi», volvieron a sentir en sus carnes la magia del fútbol.