La nueva Junta de Festes que lidera Noelia Selma aspira a reforzar su autonomía frente el ayuntamiento, pero este anhelo choca con el actual del Patronat de Festes que, según la normativa que emana de sus propios estatutos, ha de controlar los gastos y los contratos que promueve el ente festero. La Junta y el Patronat ya han protagonizado al respecto sus primeros encontronazos, admiten desde el Patronat, dependiente del consistorio.

La candidatura de Noelia Selma venció en la asamblea del 28 julio presentándose como una alternativa de consenso frente a las listas de los partidarios y detractores del expresidente de la Junta, Juanvi Bellido. Una de las fortalezas que proyectó fue la participación en su proyecto de personas con una dilatada trayectoria en el «món de la festa». Algunos de sus integrantes formaron parte de las juntas anteriores a las de Bellido y Jesús López.

La cuestión, según las mismas fuentes, es que dicha Junta tiene experiencia en el funcionamiento de la estructura antigua de fiestas, cuando la Junta tenía una total independencia del presupuesto de fiestas. El equipo de gobierno solo se encargaba entonces de validar el presupuesto y la liquidación sin entrar a analizar nada más. El ejecutivo local transformó la vieja Fundació de Festes en Patronat en virtud de la Ley de Grandes Ciudades, que obliga al ayuntamiento a controlar económicamente dicha entidad al proceder la mayor parte de sus fondos de las arcas públicas. La antigua Fundació comenzó su andadura en 1988 con el acuerdo de los grupos políticos pero derivó en un sistema opaco, ya que trabajaba como una empresa privada con dinero público, una circunstancia que en sus informes anuales alertó el interventor municipal. El actual gobierno municipal ha activado el Patronat en este mandato y ha dispuesto para ello el personal necesario.

El nuevo modelo ha reforzado la transparencia en la gestión de fiestas per ha restado autonomía a la Junta. El equipo de Selma quiere afianzar su independencia, pero según fuentes del Patronat, la vinculación económica del ayuntamiento es incuestionable. Afirman que las primeras fricciones con el Patronat derivan en su desconocimiento en los trámites públicos.

Los estatutos del Patronat establecen que la Junta de Festes «es el órgano de colaboración y apoyo a las funciones de organización y protocolo de las fiestas y actúa bajo la dependencia directa de la presidencia del Patronat». Es decir, de acuerdo a esta regularización, la Junta dirige la organización de las fiestas pero al amparo del Patronat.

Las diferencias entre la Junta saliente de Bellido y el ayuntamiento fueron continuas e, incluso, la Concejalía de Festes cuestionó un desfase presupuestario de 251.000 euros de la Junta en las fiestas de Magdalena.

Estas divergencias llegaron a su momento álgido al término de las pasadas fiestas cuando el Patronat imputó a Bellido una serie de supuestos desplantes del presidente de la Junta a la regidora y a las familias de las reinas. Le abrió un expediente disciplinario, pero el consejo rector no esperó a su conclusión y decidió la salida fulminante de Bellido tras recibir quejas de parte de su propia Junta y de las padres de las reinas.

La nueva presidenta de la Junta tendrá un mandato de un año, pues los estatutos del Patronat fijan otra asamblea electoral tras las elecciones municipales. Las dos concejalas que han ocupado el área de Fiestas han renunciado al acta en estos tres años; la última ha sido Sara Usó, que ha alegado la incompatibilidad con su nueva plaza de profesora.