Doña Segunda División B recibió al Castellón con el aroma de los viejos tiempos. Quien se perdiera aquellos once años albinegros en la categoría de bronce, quien no cambiara de siglo persiguiendo con obsesión aquel ascenso, ya puede intuir, después del 1-1 con el Atlético Baleares, de qué iba todo aquello. Doña Segunda División B no era el edén sino más bien el infierno, un catálogo de ilusiones primerizas y frustraciones habituales. De vuelta a ese marco, el Castellón de Escobar se estrenó con un empate de manual en Castalia. Se adelantó, se gustó a la luz del día y se preparó para la fiesta, pero perdonó, el viento giró y se vio envuelto en la fatalidad nocturna y súbita: lesiones, el empate del rival, la bronca arbitral y las pérdidas de tiempo, y un 'casi' sobre otro 'casi' con prisas y malos alimentos hasta la desesperación clínica del tiempo de descuento.

El Castellón salió muy de izquierdas. Escobar alineó a un capazo de zurdos y al equipo le fue bien cuando se juntaron. Así ocurrió en una primera mitad jugada a arreones, gobernada por el deseo colectivo de que las cosas salieran bien. La grada se deshizo en aplausos en cada pase certero, en cada regate, en cada acción positiva, en cada buena intención incluso. El equipo local agradeció esa comprensión en los minutos iniciales, y devolvió el apoyo a medida que se asentó en el verde.

Lo hizo con los zurdos, decíamos. En el minuto 26, Gálvez templó un pase largo y perfecto a la ruptura de Juanjo, al que se le fue desviado el disparo tras un gran control ante el meta Klaus. El Castellón perdonó la primera, pero no la segunda: en el 32 Juanjo provocó un saque de banda, y ahí mezclaron los zurditos en el costado para que Verdú levantara un centro letal. En el segundo palo, Juanma Acevedo castigó la tibieza de Expósito en el cierre para arramblar con la pelota, cruzarla a la red, y acreditar su fama goleadora.

En ventaja, el Castellón disfrutó de su mejor tramo. Antes solo había sufrido a pelota parada, en especial en un córner que se enredó hasta caer a los pies de Rovirola. El atacante visitante, con todo a favor, estrelló su remate en el cuerpo de un zaguero. El Atlético Baleares tuvo un rendimiento irregular, pero se aprovechó del tanteo corto para capear la adversidad e ir tirando. En el 40, el local Máyor cabeceó al travesaño otra comba de fábula de Verdú. Ahí estuvo el partido, seguramente

La igualada

En la última acción del primer tiempo, en un salto sin aparente peligro, se lesionó Gálvez. Fue sustituido al empezar el segundo tiempo, y el Castellón se quedó sin sostén en el centro del campo. Aún se ajustaban las piezas cuando empató el Atlético Baleares. En el minuto 52 Canario culminó por bajo una colectiva acción de ataque.

Con un mundo por delante, el Castellón fue incapaz de fluir con el balón y generar una ocasión de veras clara. La entrada de Hicham agitó el avispero, pero la lesión posterior de Regalón cortó el amago de asedio. Los visitantes frenaron con sencillez cada intento de acelerón local. Escaso de inspiración, el Castellón se quedó en el accidente, aún verde y tierno.