En la recta final de las celebraciones de sus fiestas patronales, Segorbe celebró ayer uno de los actos más esperados y emotivos para todos los segorbinos, la ofrenda a la Flor de la Virgen de la Cueva Santa.

Un acto de participación multitudinaria en el que asociaciones, peñas, segorbinos y reinas y cortes venidas desde otros puntos de la geografía valenciana acudieron a honrar a una de las tres patronas de la ciudad, la Cueva Santa, que hoy celebra su día grande.

Las calles de la capital palantina desprendieron ayer un perfume especial, el del aroma de las miles de flores que, a los pies de la Blanca Paloma, cientos de segorbinos depositaron rindiendo tributo a su Virgen.

A las 18,30 horas, cientos de niñas y jóvenes, ataviadas con la indumentaria típica segorbina; mantilla negra a la cabeza y ramo en mano se dieron cita en la plaza de Agua Limpia para dar inicio a una de las tardes más participativas. Multitud de vecinos y visitantes se agolpaban por el recorrido para presenciar la colocación de las primeras flores que comenzaron a dar colorido a lo que posteriormente se convirtió en un gran manto de luz y color. Como colofón, las asociaciones culturales y peñas se acercaron a los pies de la Virgen hasta que llegó el turno de las máximas representantes de Segorbe, María Carot y Raquel Gómez, que, acompañadas de la fallera mayor e infantil de Torrent y sus Cortes de Honor, vivieron uno de los momentos más emotivos de las fiestas.

Este año, la ofrenda contó con la presencia de la fallera mayor de Valencia, Rocío Gil y toda su corte de honor, así como con las reinas desde hace diez años. En el palco de autoridades, el alcalde, Rafael Magdalena, y el obispo de la diócesis, Casimiro López, siguieron el acto. Ya anocheciendo, tuvo lugar el tradicional traslado procesional de la Virgen.

Durante la mañana, más de un centenar de niños participaron en el concurso de dibujo sobre la naturaleza organizado por el Club de Caza la Diana Segorbina, que repartió camisetas, colores y premios a las mejores obras.

También la emoción se vivió en el homenaje en el Sisterre a César Plasencia que, desde ayer, da nombre al campo de fútbol de Segorbe.