Su nombre va unido durante los últimos 31 años al de las Entradas de Toros y Caballos. Germán Vidal vuelve esta edición a repetir como ganadero de la internacional Entrada segorbina luciendo día a día sus astados como parte fundamental de esta fiesta.

Y es que, lo que comenzó como un atrevimiento cuando su padre todavía estaba al frente de la ganadería se ha convertido hoy en toda una tradición para Germán que, un año más, espera que todo salga a pedir de boca. Este año, además, la centenaria ganadería ha sido la única que se ha presentado al concurso público de la Entrada, que con la nueva normativa ha salido a licitación, un hecho que sorprendía al propio Germán, «porque ahora tampoco nunca sabes, tampoco me creía yo que no se presentaría nadie».

La experiencia de Vidal en las entradas; su equipo de pastores -durante estos días trabajan a su lado alrededor de 15 pastores- y el gran número de reses con las que cuenta la ganadería - en total participan esta semana unas 70 cabezas de ganado entre la tría y la Entrada- lo abala como una apuesta segura de cara a ser el ganadero de esta fiesta de carácter internacional

Son muchos los años que Germán lleva subiendo a Segorbe. Empezó «de casualidad y como un atrevimiento porque llamaron a mi padre del ayuntamiento por si queríamos hacer las entradas, probamos y mira, desde entonces hasta ahora, aquí estamos». Desde entonces hasta ahora, comenta el ganadero quien afirma que hasta que no oye el cohete de que han llegado a la plaza se sigue poniendo esos minutos nervioso, la Entrada ha cambiado muchísimo. «Se hacía con vacas, había mucha menos gente y las circunstancias eran otras, aunque lo de las barreras siempre ha sido igual», indica.

Durante todo el año el de Cabanes va agrupando a los toros que participarán estos días en los encierros. Unos astados que selecciona «sobre todo porque veo que saben ir hermanados y también por su presencia». Intenta no repetir, y la mayoría de veces lo consigue, por lo que al final, suma un total de 42 toros más los cabestros lo que Germán sube a Segorbe esta semana. A esto, se suma el ganado de la Tría, unos 25 animales que «vamos cambiando alguno porque ves que se cansa» y el número de pastores, que entre los que tenemos para hacer lo del río, unos 12 hombres, y luego lo de arriba, somos de 15 a 20 personas trabajando». Después de tantos años, Germán no recuerda ninguna anécdota más allá de cuando un toro se dio la vuelta hacia los toriles, aunque no pasó nada, y luego también cuando Peruano, uno de sus astados, corneó a un caballo y se pasaron momentos de gran angustia. Aún así, apunta el ganadero, podría decirse que inexplicablemente no pasa nada nunca.

Según el ganadero, el futuro de la fiesta está bien, «aunque ya no lo veo tan claro para los toros embolaos o en cuerda. Son muchos los que están en contra de la fiesta y cada vez hay más jóvenes a los que los educan desde pequeños en la postura de ir en contra». Para Germán, hacer la Entrada de toros sin duda «es un orgullo, aunque a veces me pille un día que diga que ya no la hago más, en realidad lo hago muy a gusto. Para nosotros también supone una buena carta de presentación y mucha gente de toda España y de todo el mundo nos conoce por la Entrada. No sabría cómo decirlo pero es algo único, diferente, tiene algo especial», asevera.