A mediodía del pasado sábado, el salón de sesiones del ayuntamiento de la capital fue escenario de un importante acto, al que asistió no sólo la corporación municipal en pleno, sino también una amplísima representación de la sociedad castellonense y especialmente de la universitaria, puesto que se trataba de la entrega de la medalla de oro de la ciudad a la Universidad Jaime I, por lo que estuvieron presentes todos los rectores que ha tenido la UJI, excepción del primer rector Francisco Michavila, que se encontraba fuera de la ciudad.

En alguna que otra ocasión he dejado escrito que los castellonenses, y especialmente las instituciones, somos bastante cicateros a la hora de honrar a muchos ilustres hijos de la ciudad, que en diferentes ámbitos: políticos, culturales, deportivos, periodísticos, teatrales, científicos, etc han desarrollado vidas profesionales brillantes, que han merecido que tanto ayuntamiento, como diputación y otras entidades les concedieran sus distinciones más destacadas en razón de sus amplios méritos.

Esta vez el ayuntamiento, por acuerdo unánime de sus veintisiete miembros -lo que no siempre es frecuente- acordó otorgar a la universidad castellonense, su máxima distinción; la medalla de oro. A sus veintisiete años, la UJI ha sido tremendamente importante para la vida de la ciudad y sus habitantes. Miles de jóvenes han podido acceder a estudios universitarios; cientos de profesores han impartido sus enseñanzas, y las empresas de Castellón y provincia han hecho posible que cientos de jóvenes hayan ocupado puestos de trabajo. Todo ello ha hecho crecer a la ciudad y la provincia.

La UJI es una universidad muy bien planificada y desarrollada, ocupando una amplísima zona de la ciudad, dónde han ido creciendo sus diversas facultades y otras instalaciones que la configuran como una universidad moderna y amplia.

La UJI fue sin duda el gran éxito de toda la sociedad castellonense que presionó a los representantes de los diferentes partidos político que acabaron también por unanimidad aprobando en las Cortes regionales su creación.

En aquellos de su creación y de sus primeros años de vida, fue fundamental el apoyo y la ayuda especialmente del ayuntamiento y la diputación, junto a otra mucha gente. Si la UJI concedió al ayuntamiento en su día la medalla de oro de la misma, era de justicia que ahora también el ayuntamiento respondiera con la misma moneda.

En los magníficos discursos, tanto de la rectora, Eva Alcón, como de la alcaldesa, Amparo Marco, quedó de relieve la gratitud tanto del Ayuntamiento como del rectorado a las excelentes relaciones que mantienen las dos instituciones y la positivo de ese espíritu de colaboración que tanto ha beneficiado a lo largo de los años a las dos instituciones, incluso en la recuperación de edificios tan singulares para la ciudad como 'La Llotja del Cánem y 'El Menador'.

Con independencia de algunos fallos protocolarios - pareció excesiva la intervención de la concejala de Cultura, que debió limitarse a leer el acta de concesión de la medalla para no «anticipar» el discurso de la alcaldesa, y la falta en el amplio capitulo del saludo de las personas asistentes, de una mención a las representaciones militares y de las fuerzas de seguridad, porque si se les invita hay que mencionarlas, salvo que esta mención produzca urticaria.

De cualquier manera hay que felicitar a las dos protagonistas principales de la mañana, Amparo Marco y Eva Alcón, porque la concesión de esta importante distinción honra a las dos, como honra también a los diferentes rectores que ha tenido la UJI, que han hecho posible junto al trabajo de sus diferentes equipos directivos, que los castellonenses y todos los que vivimos en estas tierras, nos sintamos muy orgullosos de lo que es y representa esta joven universidad.

Lo que falta ahora es que el conseller de Educación y Cultura, presente en el acto, haga posible que la Generalidad pase de las buenas palabras a los hechos positivos y atienda las justas reivindicaciones de la UJI para completar su crecimiento.