En febrero de 1985 abría sus puertas la taberna la Taurina en Castelló. Antonio Granados Mudarra inauguraba un establecimiento de corte clásico y enfocado a la gastronomía casera. En estos 33 años, el local se ha convertido en un referente del entorno de la plaza de Doctor Marañón. Antonio acaba de jubilarse y la saga de la Taurina sigue en manos de sus hijos, Antonio y Carlos Granados, que mantienen ese aire añejo de bar de toda la vida.

Los parroquianos y la familia organizan hoy un homenaje a Antonio con motivo de su jubilación. Antes de poner en marcha la Taurina, trabajó en la cafetería Bay Bay, el restaurante Brisnton, la cafetería El Jardín, Canal Street y la discoteca Eros. Antonio llegó a Castelló de un pueblo de Toledo en busca de trabajo. Aquí enraizó, hizo familia y se erigió en una de las personas más conocidas de Doctor Marañón. Desde la Taurina ha sido testigo del crecimiento urbanístico de un barrio que se caracteriza por su perfil popular.

El local transmite cordialidad y familiaridad. Fotografías del propietario, clientes y la decoración con motivos taurinos y flamencos se combinan en la taberna. La clientela permanece durante años y no cambia a otro establecimiento atraída por el buen ambiente y la cordialidad del lugar, entre otros, Manolo Guía, cantante del grupo de música local de Amor de Madre.

La Taurina es además en un punto de encuentro de aficionados del CD Castellón, que se reúnen para presenciar en la televisión los partidos del «glorioso» cuando juega fuera o para celebraciones.

La cocina es casera y elaborada, con una amplia carta de tapas y montaditos.

Antonio también es un aficionado al flamenco y en alguna que otra ocasión se ha animado a cantar fandangos. Dispuso tiempo atrás de otro bar en la plaza Fadrell, que también bautizó como la Taurina, donde organizó una vez al mes cenas con veladas de flamenco. A partir de ahora y tras años de sacrificio podrá dedicar más tiempo a su esposa, Mari Carmen Patricio, y sus nietos.