Pero viendo a esas dos moles soltar manos como ventiladores, me di cuenta que dentro de esa locura y esa aceleración, la clave pasaba por tener la cabeza fría y en acertar lo máximo posible. Mucho mejor eso que golpear mucho y a lo bestia a la espera de un golpe certero y ganador.

Así mientras uno de ellos soltaba guarrazos a dos manos y sin freno, el otro estaba como más pausado y como más tranquilo. Recibía de lo lindo, pero eran golpes que no parecían desestabilizarlo o ponerlo en complicaciones. El otro soltaba golpes pero sin precisión, sin de verdad tener la calidad y la capacidad como para asestara un golpe que diera miedo. Además se le veía cada vez más ofuscado, ya que mientras se agotaba buscando una vía para para hacer daño, el rival le golpeaba a él con acierto y potencia.

Al final cayó el grandote de la barba, el que repartía mucho, pero no llegaba a hacer ese ruido que duele. A este lo cazaron de un rodillazo que ya lo dejó medio maduro, para que que de un uppercut, o eso dijo el de la tele, lo dejó listo de papeles. El otro, el que ganó, era un ruso de esos que no sonríen ni ganando, más frío que toda Siberia. Este había ganado con menos golpes y menos locura, con mucha pausa y con golpazos que sonaban de verdad.

Trasladando lo visto al fútbol, vi al Villarreal en la cara de ambos luchadores. Vi a los de Calleja en la cara del americano, el que soltaba manos a diestro y siniestro, pero sin acierto claro. Y al que a la mínima que se descubría le caía un mamporro acojonante, que le hacia temblarle hasta los empastes. Pero la debilidad no le venía por los golpes del rival, más bien parecían más llegar por el desacierto y la falta de contundencia. Te cansabas de golear y soltar manos, para acabar agotado y a merced del contrario.

Pero tras lo de este jueves y, a pesar de ser un rival de poca enjundia y que no parecía tener medida colleja, las cosas parecen haber cambiado. Y es que como en lo de la pelea esa a lo bestia, al final la clave pasa por acertar y pegar con fuerza cuando toca.

Si el Villarreal recupera esa pegada que se sabía que tienen, viendo el aguante que tienen a la hora de recibir, todo irá más fluido. No necesitarán acelerarse ni destaparse, tan solo tendrán que hacer lo que el ruso de la otra noche. Esperar y madurar con tranquilidad la cosa sin aceleraciones, para a la mínima vacunar al contrario de un golpe certero. Y otra cosa no, pero si algo se tiene este año es pegada y fuerza, que para eso se tienen unos puños de casi 60 kilos.