El colegio Grans i Menuts de Castelló no quiere pies pintados de amarillo que marquen su camino por las aceras, entre otras cosas porque las aceras no existen. Los 350 alumnos que tiene este centro escolar concertado, una cooperativa que suma ya 42 años, tienen que convivir a diario con camiones, muchos, decenas, que dan servicio a una zona industrial.

Los representantes de Grans i Menuts, en boca de miembros de la Asociación de Padres y Madres (AMPA), se hicieron oír en la Asamblea Ciudadana que celebró el martes el gobierno local de Castelló. Fue una voz mesurada, pero cargada de mensaje. Llevan años reclamando unos accesos dignos para las familias que acuden al centro, copados por una ruta de camiones que da suministro a las industrias de la zona, y aunque se han conseguido compromisos, la solución se demora y el miedo se mantiene.

Suelo no urbanizable

Grans y Menuts se creó en 1976, cuando un grupo de padres y madres tuvo la iniciativa de poner en marcha una guardería. Su origen es una cooperativa en la que, posteriormente, se integraron los profesores. Tras un periodo de gestión conjunta se transformó en lo que es en la actualidad, una cooperativa de trabajadores, integrada por personal docente y de servicios.

Al estar en suelo no urbanizable el colegio, que cuando se construyó estaba rodeado de huertos, no tiene unos servicios como corresponde. Enrique Mut, presidente de la cooperativa desde 2003, recuerda que el colegio se construyó en 1976 y que sería unos seis años más tarde cuando una empresa compró dos naves anexas, con lo que comenzaron ya entonces los primeros problemas de convivencia con los camiones. Pese a ello, la relación era positiva al lograr la cesión de un terreno de la empresa para hacer las veces de aparcamiento para el colegio, que pervive hoy.

La crisis económica, que dejó a la empresa echando casi el cierre. Los camiones casi desaparecieron. No obstante, otra firma compró la empresa que ha conseguido reflotar su actividad. Y con ella, han regresado los camiones. «El problema es que algún día tendremos una desgracia, porque el tráfico de camiones es muy intenso cuando se entra al centro, y hemos pedido al ayuntamiento que busque una solución consensuada con la empresa, porque no estamos por supuesto en contra de la actividad industrial, pero debemos velar por la seguridad de nuestros escolares», que van de 1 a 16 años de edad.

La realidad es que cuando no había camiones ,«eran muchas las familias que venían caminando, pero ahora todos se ven abocados a coger los coches, y la saturación del vial, sobre todo a la salida a las cinco de la tarde, es muy grande y el aparcamiento se colapsa». Los camiones, según denuncia, «van en ocasiones con velocidades excesivas y sin respetar las señales de tráfico, lo que nos genera más inseguridad».

Uno de los pasos que ha dado la cooperativa es pedir un préstamo para adquirir en propiedad el suelo del ´parking´, algo que aún están pendientes de concretar con la empresa. Sobre el ayuntamiento, comenta que «solo pedimos una acera, por pequeña que sea, para poder venir caminando con seguridad».

Desde el ayuntamiento, por su parte, insisten en que se está trabajando en una solución. Tras recordar que está en suelo no urbanizable, y así seguirá estando con el nuevo Plan General, recalcan que las posibilidades se reducen. Pese a todo, la medida más factible, y por la que apuestan, es «abrir un nuevo vial» que conecte las dos calles para así poder llegar al colegio por un camino distinto a los camiones.