Jaime Rocha, capitán de navío retirado y exagente el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) durante 28 años, pronunció ayer en Castelló, una conferencia sobre «Servicios de inteligencia. Historia y Mitos». En su ilustradora y didáctica charla, el exagente deleitó al concurrido auditorio sobre la historia del espionaje, casi tan antiguo como la humanidad, así como con anécdotas vividas a lo largo de su trayectoria como espía en sus misiones en el extranjero.

Rocha explicó qué es un modernos servicio de inteligencia y cuál es su función, en el caso concreto de España. «La inteligencia española conoció un despegue importante, cuando se hizo cargo del servicio el general Manglano. Entonces, pasamos de ser un servicio disperso, a ser una unidad y conectarnos y colaborar con los principales servicios del mundo como la KBG o la CIA. Ahora estamos en la primera línea de los servicios de inteligencia del mundo, con operaciones muy importantes, como el terrorismo, primero de ETA y ahora el Yihadista», explicó Rocha.

El exagente también resaltó la transformación del personal del CNI que ha pasado de ser mayoría militar y de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a estar integrado al 50% por personal de esos cuerpos y civil. El organismo ha pasado de 2.000 funcionarios unos 3.500.

Rocha indicó que hay tres tipos de espias: Los que son expertos en tecnología, los analistas y los que trabajan sobre el terreo. «Estos últimos tienen que tener dos características básicas: empatía y dotes de actor». Rocha señaló que el espionaje ruso interfirió y sigue haciéndolo en el 'Procès, «porque a Rusia le interesa una Unión Europea inestable», precisó.

El también periodista , tertuliano y escritor comenzó su conferencia con un recorrido por la historia de los servicios de inteligencia de España, remontándose al periodo de Alfonso X el Sabio. «Aunque podríamos retrotraernos mucho más, porque incluso hasta en la Biblia hay referencias al espionaje», precisó.

El Capitán de navío también sacó a colación distintos y destacados espías históricos, como Garbo, el espía doble por excelencia, con una intervención crucial en el desenlace de la II Guerra Mundial, al engañar al alto mando de Hitler sobre el sitio donde se desembarcaría en Normandía. En ese recorrido, Rocha tampoco se olvido de 'el lobo', infiltrado en la filas en ETA o de famosos marinos, como el alicantino Jorge Juan, que espió en Inglaterra los sistemas de construcción naval de Gran Bretaña.

El conferenciante aliñó su charla con detalles de sus misiones más destacadas, en la extinta Checoslovaquia y en el Magreb. Tras su retirada, Rocha fue durante cinco años gerente de la firma azulejera Inalco.