Compromís ha hecho estos días un derroche de fe, convencidos de que el mundo se equivoca, de que nadie sabe interpretar el Código de Buen Gobierno del Ayuntamiento de Castelló más que ellos. Quizás vivan en un mundo paralelo, o peor, en un Mundo del Revés similar al que nos ha enseñado la brillante serie Stranger Things en Netflix. Lo que parece claro es que el Demogordon que ha atrapado a Ali Brancal se llama Juan José Pérez Macián, el edil del Partido Popular que presentó una querella contra la vicealcaldesa, y contra el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, por presunta malversación y falsedad vinculadas al supuesto envío de propaganda electoral para los comicios europeos de 2014 a través del servicio municipal de correos del ayuntamiento.

Compromís ha demostrado, en especial desde noviembre, cómo no se debe gestionar nunca una crisis política. Aquí no vamos a entrar en el contenido de la oportunista querella del PP, pendiente ahora de que la Audiencia Provincial dictamine si los famosos sobres aportados como prueba son válidos. La presunción de inocencia de la vicealcaldesa está intacta y su trabajo en el consistorio, palpable. Aquí hay que hablar de ética, de palabra, de coherencia... de humildad.

Ali Brancal, y Enric Nomdedéu, estuvieron en 2014 en los trabajos previos a la aprobación, en 2015, del Código de Buen Gobierno, y saben lo que se debatió, y lo que se aprobó, saben que fueron ellos los que achucharon, junto a la edil de EU Carme Carreras, para ponerle cadenas a los concejales, para exigir que ante cualquier imputación el edil afectado tuviese que dejar sus responsabilidades de gobierno. Ni por jueces, ni por fiscales, imputación pura y dura.

Ahora juegan con las palabras, pero están atrapados por el pasado. El Código de Buen Gobierno, y eso que se aprobó hace poco más de 3 años, es impresentable, porque no cabe en cabeza alguna que ante cualquier querella un concejal tenga que irse a su casa, pero es lo que se votó por unanimidad. Por eso, Ali Brancal debería dejar sus cargos. Así lo entienden juristas, abogados, medios de comunicación, partidos políticos.... menos Compromís y sus informes de parte. Resulta aquí que los planetas se han confabulado contra ellos, cuando son sin duda culpables de la actual crisis de gobernabilidad con el PSPV. Brancal debería haberse retirado, no avivar la llama semana tras semana, y esperar al final del procedimiento judicial, que si es a su favor daría un impulso renovado a su imagen por haber sido capaz de apartarse y no atraer los focos hacia su persona, hacia el pacto con el PSPV.

La alcaldesa, Amparo Marco, también estuvo en los debates previos al citado código, y no se plantea escapar de él. Su partido se abstendrá hoy -si no hay un giro inesperado- y provocará que los votos de PP y Ciudadanos sean suficientes para destituir a la vicealcaldesa.

Compromís no ha convencido a nadie más que a Castelló en Moviment, al que le puede más su rechazo a cualquier cosa que venga del «partido de la Gürtel» que asumir la aplicación del Código de Buen Gobierno. Porque esto es lo único que les duele, ser derrotados por una querella del PP. Uno se pregunta qué hubiese pasado si el afectado por la querella fuese un edil socialista, dónde irían los votos de Compromís y de Castelló en Moviment. Probablemente, aquí no habría ningún Demogordon ni un Mundo del Revés.