El sector citrícola llenó ayer de manifestaciones el territorio valenciano y catapultó el movimiento reivindicativo de un sector que padece la peor crisis de los últimos 25 años. El campo de Castelló, con el apoyo de todas las organizaciones implicadas y ayuntamientos, se rebela contra la crisis en la protesta más importante de su historia. Miles de ciudadanos se manifestaron portando chalecos naranjas en 68 poblaciones de Castelló, València y Alicante y exigieron a la Administración un apoyo claro y sin fisuras a una actividad clave en las comarcas del litoral castellonense.

Los citricultores amplían sus demandas y reclaman a la UE y al Gobierno que aprueben ayudas directas a los productores afectados «para que no se tengan que ver obligados a talar los árboles por la falta de rentabilidad», según César Estanyol, portavoz de la plataforma per la Dignitat del Llaurador. Un 30 % de la producción se ha quedado sin recoger.

La convocatoria se desarrolló en 26 localidades de las comarcas castellonenses de la Plana Baixa, Plana Alta, Baix Maestrat y Alto Palancia; 38 valencianas de la Safor, Ribera Baixa, Ribera Alta, l'Horta Nord, Camp de Túria, Costera, Camp de Morvedre y Vall d'Albaida; más dos municipios de Alicante y otros dos del sur de Tarragona. El origen de estas protestas está en la plataforma per la Dignitat del Llaurador de Castelló, formada por 15 consistorios de la Plana Baixa, la Unió de Llauradors, Fepac, Intercoop de Castelló, Associació de Llauradors de Nules, sindicato de regantes del Millars y asociación provincial de pozos. En diciembre organizó una primera tanda de concentraciones a la que se sumaron un total de 30 poblaciones de Castelló, València y Tarragona. Ayer se duplicó la cifra de poblaciones participantes y se llevaron a cabo manifestaciones.

Los asistentes portaron chalecos de color naranja o amarillo emulando al movimiento de Francia. En la provincia, Nules, Borriana o Vila-real volvieron a protagonizar los actos más multitudinarios. En Nules, capital de la variedad estrella de Castelló -la clemenules- hubo cerca de 3.000 asistentes y se arrojó fruta al suelo de manera simbólica. También destacaron las marchas de Almassora, Alqueries, la Vall d'Uixó o la capital de la Plana.En Borriana se recreó, además, un «cementerio de naranjas». Hubo presencia de representantes de todo el arco político.

La jornada concluyó con la lectura de un manifiesto consensuado en la plataforma per la Dignitat del Llaurador que insiste en exigir una modificación del acuerdo entre la UE y Sudáfrica y la aplicación mientras tanto de la cláusula de salvaguarda por «la incidencia negativa» del aumento de las importaciones de cítricos sudafricanos. Defiende la aplicación de más controles fitosanitarios a los productores sudafricano y de las mismas condiciones que han de pasar las exportaciones españolas en otros países, así como la prohibición de la venta en origen a pérdidas o a resultas.

Por otro lado, el campo castellonense considera prioritario que la UE y el Gobierno impulsen ayudas directas a los citricultores «afectados negativamente por la campaña».

Al respecto, propone que se repitan las subvenciones que se promovieron en las frutas en su día para contrarrestar el veto ruso. También muestra su malestar con la «inacción» de la Administración a la hora de afrontar la situación de los cítricos valencianos.