La idea surgió hace ahora tres décadas, impulsada por la histórica colla Rei Barbut, y año tras año ha ido ganando adeptos hasta convertirse en uno de los referentes gastronómicos de las fiestas de la Magdalena, además del mejor puente para reforzar los lazos de amistad y camaradería entre las collas. La XXX edición del Concurso de Paellas Intercollas, celebrada ayer en el marco del recinto del Segon Molí, congregó a unas 3.700 personas, según datos facilitados por la organización.

En total, se cocinaron 120 paellas. La mayoría según mandan los patrones culinarios castellonenses. El grueso de los participantes fueron collas, aunque el acto estaba abierto a todo tipo de colectivos de la ciudad. «Nosotros hemos suministrado a todos el arroz, el aceite, la leña, y este año, gracias a la colaboración del Gremi de Forners, también una hogaza de pan del Castell Vell, todo gratis», afirmó Antonio Cros, de la colla Rei Barbut.

El resto de ingredientes los aportó cada grupo, según su inventiva culinaria. Tras cocinar las distintas paellas, llegó el turno al jurado para elegir a los ganadores.

Este año se entregaron tres primeros premios. El primer premio fue para la colla Xiulet.

Uno de los grupos asiduos al homenaje anual al típico plato de la gastronomía castellonense es la colla Canya, fundada hace 25 años. «Venimos todos los años. Hasta ahora hemos ganado, el primero, segundo y el tercero. Elaboramos la paella tradicional, aunque desde hace dos años le añadimos un poco de pato. La idea es maravillosa. Todos los años pensamos en ganar un premio», explicaba Ana, miembro de la colla, integrada por 16 adultos y 14 niños.

Pascual, de la colla Don Pimpom, creada hace 25 años, calificó como «ideal» la fiesta de la paella. «Participamos desde hace seis años. Siempre hacemos la paella valenciana. Nunca hemos ganado, pero este año es el bueno. Es un acto de mucha fiesta y alegría», aseveró.

En el mismo sentido se expresó Carmen, de la colla Rock and rol. «Participamos desde hace cuatro año. Es una idea estupenda, porque conoces a integrantes de otras collas, disfrutas, oyes la mascletà y, además, el ambiente es muy familiar. Nuestra paella es a la manera de como nos enseñaron nuestros padres, pero con costilla. Nunca hemos ganado ningún premio, pero siempre nos ha salido buenísima», dijo.

Tras la preparación y la cata del jurado, todos, entre ellos autoridades y reinas de las fiestas, se pusieron manos a la obra, es decir, a comer paella.