El Pacte del Grau aguantaría ante el bloque de la derecha por solo 1.535 votos de diferencia

El respaldo en las urnas que obtendría cada fuerza política confirmaría el cambio de tendencia respecto a los comicios de 2015. Entonces, aunque la alianza de izquierdas acabó con 24 años de gobierno conservador, el PP se mantuvo como el partido más votado en la capital de la Plana (20.741 papeletas y ocho concejales) ante su principal rival, el PSPV-PSOE (16.804 y siete ediles).

En el escenario de las autonómicas del pasado 28 de abril, los socialistas, como primera fuerza política, superarían en 6.511 votos a los populares, que cosecharían unos de los peores resultados electorales de su historia, por no decir el peor. Con 23.256 sufragios, la formación que lidera la alcaldesa, Amparo Marco, alcanzaría los ocho munícipes (uno más que en la actualidad), mientras que el partido de Begoña Carrasco, con 16.745 sufragios (20.741 hace cuatro años), se tendría que conformar con cinco escaños (tres menos).

El PSPV ganaría en siete de los nueve departamentos de la ciudad. El PP solo aguantaría en su habitual caladero del distrito 1 (la zona centro, que es el de menos población), así como en la demarcación 7, más periférica.

A pesar del ostensible incremento de los socialistas y del batacazo de los populares, las demás fuerzas en liza, en uno y otro lado ideológico (y siempre pensando en hipotéticos pactos), rebajaría la euforia de los primeros y minimizaría el fracaso de los segundos.

Crecimiento de Compromís

Los dos partidos que actualmente integran el Pacte del Grau con el PSPV, esto es, Compromís y Unidas-Podemos (la plataforma Castelló en Moviment en las pasadas elecciones) mostrarían una evolución dispar. Mientras la coalición nacionalista, con 13.466 sufragios, crecería de forma manifiesta (11.135 en 2015), manteniendo así los cuatro ediles; la agrupación morada perdería la mitad de sus representantes, quedándose con tan solo dos (7.414 votos frente a los 10.443 de hace cuatro años, con cuatro regidores).

La suma de los tres partidos (14 concejales) permitiría mantener por un escaso margen el control en el ayuntamiento.

En la oposición, la derecha y la ultra derecha. Tanto Ciudadanos (Cs) como Vox se beneficiarían de la perdida de confianza de los electores conservadores en relación al PP. La formación naranja, con 16.230 votos (12.004 en los anteriores comicios), estaría incluso en disposición de cuestionarle el liderazgo al PP en ese lado de la bancada. No en vano, acabaría por delante de éste en cuatro de los nueve distritos, siendo además la segunda fuerza mejor valorada por el votante en tres de ellos, solo superado por el PSPV.

La notable mejoría de Cs le permitiría ganar un concejal más hasta sumar cinco, los mismos que los populares. No obstante, el gran triunfador sería Vox, que irrumpiría con fuerza en el Ayuntamiento de Castelló con 9.625 sufragios y tres escaños. El tripartito de derecha y ultra derecha, con 13 representantes, se quedaría literalmente a las puertas de gobernar.

Pero siempre que los resultados de las autonómicas tengan su prolongación en las municipales. Por ello, teniendo en cuenta esa pírrica diferencia de un bloque respecto al otro las próximas semanas se presentan apasionantes, sobre todo para aquellos que sigan con interés las campañas de los respectivos candidatos. Las estrategias que adopten y desarrollen los alcaldables, con seguridad, determinarán los resultados del 26M.

Actualmente, el Pacte del Grau ostenta una mayoría consolidada de 15 escaños (siete concejales socialistas, cuatro nacionalistas y otros tantos asamblearios), dos más que los partidos opuestos ideológicamente (ocho el PP y cuatro la formación naranja). En efecto, la corporación municipal está compuesta por 27 concejales, número que le corresponde a la ciudad de Castelló en función de su población, 170.888 habitantes, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística (INE).