Begoña Carrasco apostó ayer por el centro político, pero la extrema derecha que representa Vox estuvo presente en el desayuno informativo que realizó ayer en el Real Casino Antiguo de Castelló la candidata del PP a la alcaldía. Primero, por la presencia sorpresa -no estaba invitado por el partido- del histórico líder popular Carlos Fabra, que ha coqueteado estos meses sin tapujos con la formación de Santiago Abascal. Y segundo, por un hecho que parece incontestable: las posibilidades de Begoña Carrasco de ser alcaldesa solo parecen pasar por un acuerdo de gobierno con Ciudadanos... y con Vox.

Al respecto, la candidata popular lanzó la proclama habitual de que su partido «saldrá a ganar», pero tendió desde el principio la mano a Ciudadanos «para liderar un gobierno de centro derecha y moderado». Eso sí, le lanzó una puya al cabeza de lista de la formación naranja, Alejandro Marín-Buck, haciendo sorna sobre la batalla interna que han tenido para buscar candidato y lamentando que hace unos días, en el mismo escenario, Marín-Buck no fuese capaz de «asegurar con quién quería pactar». Respecto a la pregunta que le hizo uno de los invitados al desayuno, en torno a un posible pacto con Vox, se mostró muy escueta y pasó de lado al señalar que «serán los castellonenses los que decidan» en las urnas el próximo 26 de mayo».

Begoña Carrasco tuvo como presentador al exalcalde y expresidente de la Generalitat Alberto Fabra, que ocupa el puesto que cierra la lista del PP, en la que aparecen como suplentes los también exalcaldes José Luis Gimeno y Alfonso Bataller. Alberto Fabra ensalzó la trayectoria política de quien fuera su concejala de Deportes en el ayuntamiento, pero también lanzó un mensaje -sin decirlo directamente- a los votantes de Vox: «Hace 8 días la gente votó y muchos deberían reflexionar sobre si su voto sirvió para algo».

Carrasco, sobre la situación del PP tras los malos resultados en las generales, y a la pregunta de si sería inteligente desmarcarse de Pablo Casado, reconoció que «no soy un robot y no comparto muchas cosas con el partido», pero señaló con rotundidad que «jamás me voy a desmarcar del partido, ni de mis compañeros, ni de mi presidente nacional, porque no se abandona nunca a un compañero en el campo de batalla».

Propuestas de futuro

La candidata, por otro lado, avanzó parte de su programa y dejó una cosa clara. La primera medida, «simbólica», que tomará si es alcaldesa será «devolver a los castellonenses su forma de llamar a la ciudad de forma bilingüe», a lo que sumará la «creación de una gran área de empleo y desarrollo económico, impulsar el plan estratégico de turismo y bajar los impuestos».

Carrasco reconoció que estos cuatro años en la oposición «no han sido fáciles» y denunció «el sectarismo que el actual equipo de gobierno ha ejercido sobre los castellonenses que no pensaban como ellos». Tras criticar al Pacte del Grau por «convertirnos en catalanes de segunda y no en valencianos de primera, aseveró que ella nunca preguntará a nadie «ni a quién vota, ni a quién reza, ni a quién ama». Y sobre la cruz del parque Ribalta, apuntó que «mientras unos piensan en derribar cruces, nosotros no cerraremos refugios», en alusión al museo abierto en las entrañas del plaza Tetuán.

Carrasco se comprometió a acometer más de 200 propuestas que, según afirmó, les han hecho llegar los ciudadanos. Cinco son los ejes de su programa: el empleo; una ciudad con impuestos más bajos -con 15 bonificaciones fiscales-; una ciudad en la que «el progreso llegue a todos los rincones, creando unidades de respiro en cada distrito y generando 200 nuevas plazas de residencia para mayores; la defensa de la libertad, con el ejemplo del topónimo; crear un distrito único educativo y la defensa de las señas de identidad. Respecto a las citadas unidades de respiro, el representante de la Asociación de Enfermos de Alzhéimer, Emilio Marmaneu, le preguntó si eran las mismas que se cerraron en época del popular Alfonso Bataller, a lo que Carrasco le contestó con un rotundo «sí».

También hubo palabras para el CD Castellón, criticando la candidata popular la falta de actuaciones del consistorio actual, «con muchas palabras y pocas acciones». Eso sí, asumió que para firmar un convenio de cesión de Castalia el club debe tener las cuentas claras. Begoña Carrasco, para acabar, se negó a hacer quinielas sobre el 26M y se limitó a rememorar a Eleanor Roosevelt señalando que «el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños».