El Villarreal ha cerrado con la permanencia asegurada ante el Eibar una de sus peores temporadas en Primera División, lo que le ha obligado a festejar una permanencia en las condiciones de esta temporada tras no hacerlo desde el 2003.

Hace dieciséis años, el conjunto castellonense vivió una situación similar a la actual, circunstancia que ya se había producido un año antes, al final de la campaña 2001-2002.

Desde entonces nunca se había dado una situación similar a la de la presente campaña, pues en muchas ocasiones el Villarreal había acabado la temporada bien situado en la tabla y en varias de ellas en puestos de Liga Europa o Liga Campeones.

Esta dinámica solo había tenido una excepción, la de la temporada 2011-2012 cuando el club luchó por salvarse hasta la última jornada, pero no pudo conseguirlo y descendió a Segunda División.

Por ello ahora, en el momento en el que el equipo ha asegurado la permanencia una jornada antes del final del campeonato, desde la entidad se ha valorado esta circunstancia.

"Esto debe servir para valorar lo logrado", y tener claro que "es muy meritorio", haberlo conseguido, ha asegurado el presidente del club, Fernando Roig.

La temporada empezó mal desde el principio, ya que el equipo estaba programado para luchar por las plazas europeas, pero ha estado siempre en las zonas de peligro.

En esta campaña, el club destituyó al técnico Javier Calleja en diciembre, para recuperarlo en febrero y dejar fuera a Luis García Plaza, que le había sustituido

Se trata de una temporada que se afrontó con un presupuesto récord de 136 millones y con fichajes millonarios, lo que generó tensión y presión en torno al equipo.

Una de las claves de este mal año para el Villarreal pasa por su mal rendimiento de local, ya que los veintitrés puntos sumados en casa son el peor registro de la historia como locales.

Al Villarreal, además, le han castigado las lesiones y los problemas, especialmente en jugadores como Bruno Soriano, Daniele Bonera o Manu Trigueros, cuyas ausencias han lastrado al equipo.

En lo positivo destaca la presencia y el juego de Santi Cazorla, que ha sido el mejor jugador del equipo en esta dura campaña.

El regreso de Cazorla y la mejora en la parcela defensiva, han sido clave para la salvación del equipo. A lo que se debe sumar el fichaje de Vicente Iborra, un jugador que desde su llegada ha sido decisivo para el equipo.