La candidata del PSPV a la alcaldía de Castelló, Amparo Marco, dejó en el aire la reedición del Pacte del Grau que le llevó hace cuatro años a convertirse en la primera alcaldesa de la historia de la ciudad de la mano de Compromís y Castelló en Moviment. Marco, a la pregunta directa de si garantiza la 'prórroga' del acuerdo suscrito en junio de 2015, se mostró ambigua al señalar que «son los ciudadanos lo que decidirán si hay pactos o no tras el 26 de mayo y, en el caso de haberlo, con quién quieren que se haga».
Fue una de las principales reflexiones que realizó ayer la actual alcaldesa de la capital de la Plana en el marco de los desayunos del Real Casino Antiguo de Castelló, que tuvo a la consellera en funciones de Territorio, María José Salvador, como presentadora de un acto que contó con la presencia de representantes del mundo político, empresarial y social de la ciudad.
Amparo Marco incidió en que «hablar de pactos es quitarle el poder a los ciudadanos», por lo que lo único que dejó claro es que su aspiración es «poder gobernar en solitario». Y aquí advirtió a los castellonenses que es con el PSOE cuando Castelló «ha ganado peso político», recordando de nuevo que tiene línea directa con los futuros presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat, Ximo Puig.
La candidata socialista defendió las 180 medidas que incluye su programa electoral para los próximos cuatro años, «un documento realista y creíble porque nosotros no vendemos humo». A su juicio, en estos cuatro años «se ha dado un vuelco a la reputación de la ciudad», recordando en este sentido la gestión desarrollada desde 2015. Aquí, destacó aspectos como el haber reducido la ratio de endeudamiento del 80 al 25 por ciento «sin subir impuestos e invirtiendo 90 millones de euros».
Del futuro, dio algunas pinceladas, como desarrollar un Plan Estratégico de la Ciudad, el II Plan de Empleo o el Plan Barrios para embellecer todos los distritos. Sobre la Marjaleria, la alcaldesa puso en valor la reunión mantenida el domingo, junto a Maria José Salvador, con los vecinos de la Marjaleria, «a quienes les contamos la verdad, que no es otra que se le va dar una solución, tras 24 años con el PP, de la mano de la conselleria y del nuevo Plan General de la ciudad».
Desahucios y vivienda social
En materia de vivienda, justo una semana después de que se desahuciara a una mujer y sus dos hijas de su casa del Grau, Marco rechazó calificar de «fracaso» estos cuatro años al recordarle uno de los asistentes que prometió «cerrar el círculo de los desahucios». En este sentido, señaló que eso fue «una metáfora» y relató algunas de las actuaciones realizadas, como conseguir que no haya cortes de suministro de agua, luz o gas a ninguna familia.
Sobre el desahucio de la semana pasada, aseveró que el ayuntamiento «se puso al servicio de la familia», a la que se ofreció una vivienda «que al parecer no se ajustaba a sus necesidades.» Tras resaltar que la desahuciada «sí tiene recursos económicos», aseveró que desde 20150 «ninguna familia de Castelló se ha quedado una sola noche a la intemperie» e insistió en que las viviendas sociales no se pueden dar a la carta. «No tienen características infinitas», insistió. De cara al futuro, planteó la posibilidad de «replantearnos el alquiler con opción a compra» en el tema de la vivienda social.
Interpelada sobre qué hará con los 'bous al carrer', comentó que lo único que le preocupa es «garantizar la seguridad en estos espectáculos para los aficionados y para los vecinos». Respecto a la Cruz del parque Ribalta, se limitó a decir que su futuro «está marcado por el cumplimiento de la ley».
El CD Castellón y las «amenazas»
Uno de los temas de debate más intensos estos cuatro años han sido las relaciones con los actuales gestores del CD Castellón. «A algunos, por un puñado de votos y utilizando el sentimiento de la afición, les da todo igual, y eso no lo voy a hacer», en alusión a las reuniones que ha mantenido el presidente, Vicente Montesinos, con otros partidos.
En este sentido, explicó que «ningún directivo del Castellón puede pretender que, con dinero público, solventemos el problema privado de una sociedad anónima». Así, argumentó que «lo que no se puede es venir al ayuntamiento a pedir la cesión del estadio Castalia a 25 años para poder imputarlo contablemente por cinco millones de euros y así enjugar la deuda que tiene el club sin un plan de viabilidad y sin una seriedad». Además, reveló presiones en su despacho. «Nadie puede venir a la alcaldía y amenazar a la alcaldesa», señaló con seriedad.
