El Real Madrid, que llegó a la final con dudas y suspense, ganó la Liga Promises nueve años después. El equipo entrenado por Roberto Tomás, gracias al solitario gol anotado por Paulo Iago en el minuto 24, superó al Barcelona y se alzó con la XXVI de este prestigioso torneo que bajó el telón ayer en la Ciudad Deportiva Pamesa con la disputa de las dos semifinales, la final de consolación y la gran final. La última vez que el conjunto madridista levantó la copa de campeón fue en 2010. Casi lleno en el recinto deportivo, con buena temperatura y muy buen ambiente en las gradas.

Para llegar a esa final, en semifinales el conjunto azulgrana logró doblegar al Sevilla por 3-1. Landry Cephas adelantó a los barcelonenses. Empató un gran Ibra Sow, pero luego otro gol de Landry y un tercero de Lamine Yamal firmaron el triunfo de la escuadra culé. Por su parte, el Real Madrid se impuso al Espanyol (2-1) tras remontar el gol inicial de Leo Salazar. No perdonaron Paulo Iago y Marcos Viega, para dar el pase a la final a los blancos.

En el partido de consolación, para decidir qué equipo ocupaba la tercera posición, el Sevilla remontó a última hora al Espanyol. Los blanquiazules se adelantaron con un gol de Miko Kira, pero en los últimos minutos primero Jesús Alcón y después Ibra Sow pusieron el 1-2 defintivo.

En el apartado de los más destacados de esta XXVI Liga Promises, el jurado destacó a Marc Serra (Barcelona) como el mejor entrenador; Sergio Aguilar (Alavés), como el mejor portero; Ibra Sow (Sevilla), como el máximo goleador del torneo con siete tantos; y Jaime Pascual (Real Madrid) como el mejor futbolista.