«Se venden olivos centenarios directos de finca plantados hace más de 100 años. Interesados pasar por la finca y elegir ejemplares». El expolio de ejemplares monumentales de comarcas como el Baix Maestrat, que alcanzó su cénit en los primeros años 2000 y llegó a inspirar la película El olivo, de Iciar Bollaín, regresa y lo hace a través de nuevos canales. Plataformas de venta online de productos de segunda mano, como Wallapop, ofrecen ejemplares sueltos e incluso lotes procedentes de municipios como l'Alcora o Alcossebre.

Tal como ha podido comprobar este diario, en Wallapop existen varios usuarios que ofrecen ejemplares que definen como «centenarios» y que proceden de Castelló. El ya citado se ubica en l'Alcora y, por las imágenes que acompañan a la oferta, se trata de un campo abandonado por el que sus propietarios quieren obtener 2.000 euros por ejemplar antes de qu mueran. Otro usuario propone la venta de un lote de olivos situados en Alcossebre por un valor de 60.000 euros.

Ley de Patrimonio

La Unió de Llauradors, que durante años fue la organización que más denunció un expolio que afectó a miles de árboles, cree que este nuevo episodio supone no solo «un ataque al acervo cultural» del interior de Castelló, sino también un posible incumplimiento de la ley de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat, que protege los olivos que tengan un perímetro de tronco de 3,5 metros y una altura de 1,3 metros.

Este sindicato agrario recordó que en los últimos años los casos de venta de ejemplares considerados centenarios o milenarios había descendido, precisamente, gracias a que el Consell aprobó el año pasado el reglamento que permitía el desarrollo de esta ley. Debido al desarrollo de esta normativa, los contrabandistas de olivos han trasladado su centro de operaciones a la vecina comarca del Montsià, situada en Cataluña, donde no existe una ley que proteja a estos históricos ejemplares.

Robos

No obstante, en Castelló se han seguido produciendo casos aislados de venta e incluso de robos. Uno de estos últimos episodios se produjo hace solo un año en el municipio de Sant Jordi y fue denunciado por quien entonces aún era secretario general de la Unió, el histórico Ramón Mampel, que criticó que estos árboles «se arranquen para ser convertidos en simples objetos o mercancías que no sabemos si sobrevivirán al posterior trasplante; es claramente un negocio especulativo con monumentos vivos».