M. Pérez/I. Aguilar, Gandia

El Correllengua de Gandia, que debería haber sido una fiesta reivindicativa por la unidad de la lengua, se convirtió ayer en una batalla campal ante las provocaciones y agresiones protagonizadas por un grupo de ultras del Grup d'Acció Valencianista (GAV) y de la Joventut Valencianista.

La fiesta comenzó con tranquilidad y un férreo dispositivo policial con agentes antidisturbios. La "flama de la llengua" recorrió en un ambiente reivindicativo las principales calles de Gandia al son de xirimites, dolçaines, banda de música y un correfoc. La Colla Fem Pinya realizó varias torres humanas, los populares castellets al son de la Muixeranga.

La nota negativa la dio un grupo de medio centenar de ultras que increpó a los participantes y repartieron octavillas donde se decía: "Alerta, el correllengua ya està açí", con un primer encontronazo a las puertas del Casal Jaume I.

La policía los controló y comenzó el Correllengua en un ambiente festivo secundado por más de medio millar de personas que portaba pancartas reivindicando la unidad de la lengua, en favor de los Països Catalans y pidiendo la absolución de 13 detenidos en Gandia por el caso de Fernando Giner.

La segunda provocación de los ultras tuvo lugar en la calle Trapig, donde se vivieron momentos de tensión, pero los alborotadores dieron media vuelta y se concentraron en la calle Major cruce con Vicaris, en donde tuvo lugar la agresión. Los ultras rompieron zócalos de fachadas de la calle para obtener piedras y lanzarlas contra la comitiva, así como bolsas de basura, cajas vacías y piedras, todo ello en medio de un aluvión de insultos. Algunos manifestantes respondieron lanzando huevos.Una de las piedras lanzadas por los ultras alcanzó de lleno a Maite Peiró Català, concejala del Bloc de l'Alqueria de la Comtesa, causándole una brecha en la cabeza de la que fue atendida por participantes en la marcha.