Buceadores del Gised (Grupo de Investigaciones Subacuáticas y Escafandrismo Deportivo) de Dénia colocaron el primer fin de semana de junio las boyas de amarre de la reserva marina del cabo de Sant Antoni. Estas boyas evitan que las embarcaciones de recreo arrojen el ancha y dañen unos fondos marinos de gran valor ecológico.

Los submarinistas, que contaron con la colaboración de las concejalías de Medio Ambiente y Turismo, localizaron los muertos (bloques para los anchajes de las boyas) y retiraron elementos contaminantes como cadenas oxidadas. Los sustituyeron por materiales de acero inoxidable.

Los buceadores comprobaron que el fondo marino de la reserva se ha recuperado mucho. Las praderas de Posidonia oceanica han crecido en extensión y presentan un intenso color verde. Las boyas se retiraran en el mes de octubre y se grabará con GPS la situación de los muertos.