La Marina Alta ha iniciado su cuesta abajo demográfica. Por primera vez en años, la comarca pierde población. Los datos del padrón a 1 de enero de 2013 marcan un cambio de tendencia. La comarca se deja 400 habitantes. En 19 de sus 33 municipios, se desinfla el censo. El interior sufre con más fuerza el desplome demográfico que, en algunos pueblos, es incluso dramático. Así, la Vall de la Gallinera pierde 67 habitantes y se queda en 609; en términos porcentuales, su censo se encoge en un 9,9 %. Mientras, los 36 vecinos menos de Sanet i Negrals (baja de 700 a 664 habitantes) representan el 5,1 % de su padrón. Este pueblo pertenece a la Rectoria, donde otros dos municipios también ven escapar población. El Ràfol d'Almúnia se queda en 719 vecinos tras perder 30 (el 4 % del censo) y Sagra baja a 432 almas (un descenso del 3,1 %).

Mientras, en el litoral no se pueden sacar conclusiones claras. Calp cae a 29.442 habitantes; pierde 108. Y en Teulada la cosa es peor. 126 vecinos desaparecen de un censo que ahora está en 14.452 habitantes. Ambos municipios iniciaron en 2013 campañas para animar a los extranjeros a empadronarse. La de Calp, con la imagen del Tío Sam, que instaba a los residentes a «alistarse», incidía en que a más tropa demográfica, más ingresos del Estado.

Dénia se queda casi igual. Mantiene 44.450 habitantes tras darse cinco de baja. En cambio, Xàbia, Benissa y el Poble Nou de Benitatxell escalan. El primer pueblo ya está en 33.149 vecinos tras ganar 166. Benissa sube a 13.932 al empadronarse 124 habitantes. Y Benitatxell aumenta en 22 su censo de ahora 5.720 vecinos.

Los datos demográficos esconden otra tendencia menos evidente. Los municipios del prelitoral que se lanzaron de cabeza a la burbuja inmobiliaria, pues aspiraban a convertirse en «barrios dormitorio» del litoral y también a atraer a residentes extranjeros, sufren ahora con fuerza el bajón demográfico. Gata, donde la urbanización Gata Residencia (ahora Gata Park) pinchó y tiene vacías y por vender casi la mitad de sus 700 viviendas, pierde 57 habitantes y baja a los 6.270. En el Verger, la cosa tiene tintes de sangría demográfica. Su censo se deshincha en un 2,7 %. Pierde 136 habitantes y se queda en 4.856. En Ondara, el descenso no es tan acusado. La población cae en 44 vecinos (ahora son 6.613). Orba, que pierde 34 habitantes, y Pego, que se deja 72, también están en el grupo de los pueblos del prelitoral con la demografía en horas bajas.