La ciudad de Gandia pudo contemplar ayer, completamente restaurada, otra de las joyas que se guardan en el convento de las clarisas de esta ciudad y que, en un futuro próximo, formarán parte de la exposición permanente del Museu de les Clarisses, en el que, en una primera fase, se exhibirán entre 150 y 200 obras de arte que han permanecido siglos en este monasterio de clausura.

La obra pictórica presentada ayer es significativa por varios aspectos, pero destaca uno en particular, dado que, según las investigaciones realizadas por el historiador y conservador del futuro Museu de les Clarisses, Vicent Pellicer, se trata de un cuadro pintado por María Evangelista Enríquez de Guzmán, hija de Juan II Enríquez y Juana Francisca de Borja. Esta última fue hija de Francesc de Borja y, por lo tanto, María Envangelina era nieta del santo y patrón de Gandia. Durante su vida fue tres veces abadesa de este convento (en los años 1650, 1657 y 1661), y falleció a los 97 años tras 76 de vida religiosa.

La obra, titulada «Santas clarisas y arcángeles», fue realizada probablemente entre los años 1630 y 1640, y constituye un bello ejemplo de la pintura de la escuela valenciana del siglo XVII.