Rafel Montaner, Valencia

El grupo Paleolab de la Facultat de Medicina de la Universitat de Valencia (UV), en colaboración con las asociaciones de recuperación de la memoria histórica la Gavilla Verde y Pozos de Caudé, va a exhumar en Cuenca y Teruel cinco fosas comunes de represaliados del franquismo en las que fueron enterrados unos 50 hombres y mujeres ejecutados extrajudicialmente entre 1936 y 1948.

Las exhumaciones, que comenzaron el pasado viernes el cementerio de la localidad conquense de Fuertescusa, están a cargo del grupo Paleolab, un equipo interdisciplinar de médicos, antropólogos y arqueólogos liderado por el antropólogo forense Manuel Polo.

Los restos, tras un estudio arqueológico, serán trasladados al Laboratorio de Antropología Forense de la Universitat, donde a partir de las descripciones físicas aportadas por los familiares (sexo, edad, prótesis dentales, fracturas óseas en vida...) se procederá a su identificación.

La tercera fase del proyecto se realizará en el Laboratorio de Genética Forense de la UV, cuya directora, Marina Gisbert, también colabora en esta investigación. Aquí, a través del ADN obtenido de familiares de los desaparecidos, se tratará de dar nombre a los represaliados «con un 99,9% de seguridad, ya que cada familiar quiere enterrar a sus allegados en su lugar de origen y por lo tanto estamos en la obligación de confirmar de manera inequívoca las identidades», destaca Polo.

El presidente del colectivo conquense de la Gavilla Verde, Pedro Peinado, insiste en esta cuestión: «La recuperación de los cuerpos de estos desaparecidos, en su mayoría guerrilleros y familiares suyos, no es un tema político sino que obedece al deseo de las familias de dar un entierro digno a los suyos».

Proyecto financiado por el Gobierno

Este proyecto de investigación forense y arqueológica ha sido posible gracias a una subvención concedida por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno dentro de la partida de ayudas a víctimas del franquismo. La aportación del Estado asciende a 59.000 euros en el caso de las tres fosas que abrirá el equipo Paleolab en colaboración con la Gavilla.

Polo añade que sería impensable afrontar estas excavaciones sin el trabajo de investigación histórica para la localización de estos enterramientos ilegales realizado por ambos colectivos. Todas las fosas se han descubierto hace pocos meses gracias a confidencias de testigos de los hechos.

Dos de las tumbas anónimas están en Cuenca, en Fuertescusa y en Villarejo de la Peñuela, y contienen los cuerpos de uno y cinco guerrilleros respectivamente. Las tres de Teruel albergan personas ejecutadas ilegalmente: una en Monroyo, con siete familiares de maquis, otra en Alcalá de la Selva con 12 varones y una en Singra con 30 republicanos asesinados en julio de 1936.