"Las donaciones dan mucho trabajo y colapsan un país tras las catástrofes humanitarias"

En esta época de la globalización, cuando se produce una catástrofe humanitaria, el mundo entero se vuelca con ese país para enviar ayuda. Lejos de convertirse en una solución, las donaciones y los envíos solidarios se convierten en un verdadero problema que crea más inconvenientes de los que soluciona. José Holguín-Veras, un experto en logística humanitaria, explica las dificultades que la masificación de la ayuda produjo en Haití y sugiere como evitarlos.

En la línea argumental de su conferencia se desprende que la logística no ha sido todo lo buena que debiera en la llegada de ayuda a Haití...

La logística humanitaria es muy diferente a la comercial. Es mucho más compleja y está mucho menos estudiada. Nosotros como potenciales donantes podemos hacer muchas cosas para mejorar la llegada de la ayudas. Por ejemplo, cuando donamos productos, a pesar de que lo hacemos con toda la buena voluntad estamos creando infinidad de problemas. A veces, donamos lo que no se necesita, o donamos demasiado de algo no apropiado para esa cultura, lo que produce más mal que bien.

¿Es mejor enviar dinero?

No es un problema de mal manejo. El dinero no es un problema. Con el dinero los locales siempre encuentran la mejor manera de destinarlo sobre lo que necesitan. El problema son los flujos de voluntarios, en cantidades que no son necesarias y que contribuyen al problema porque no están preparados. También los productos que se envían, le puedo dar una lista de más de 500 productos que no son necesarios.

¿Por ejemplo?

En el caso de Haití tengo fotos de botellas de agua que llegaron desde España. Las ONG me comentaron que por cada botella de agua llegada del extranjero le quita agua a cinco personas. Si nos atenemos solo al coste de transporte, la inversión hubiera sido más eficiente si se compra en el propio país. En el terremoto de Turquía se enviaron toneladas de carne de cerdo. Como es evidente, no se consumió porque son musulmanes y, además, les resultó una ofensa. Las donaciones son consideradas como un desastre de segundo orden. Primero el desastre propiamente dicho y después el de las donaciones. Dan muchísimo trabajo y congestionan los puntos de entrada al lugar de la catástrofe.

¿Puede aclarar esto?

Mira en Haití, uno de los primeros aviones que llegó a Puerto Príncipe fue de juguetes donados por una empresa tailandesa. Como es evidente, los juguetes no eran necesarios horas después de que murieran 200.000 personas. Encima, todo fue acompañado de la correspondiente cámara de televisión para inmortalizar el momento.

¿Este afán de donar cuando viene un crisis de este tipo, no es muchas veces propagandístico?

Hay individuos que tienen una connotación propagandista, pero la mayor parte lo que quiere es ayudar. Eso sí, inconscientemente colapsan el país con toneladas de objetos, ropa y comida que no sirven para nada y que, en ocasiones, hunden los mercados de los países limítrofes.

¿No hay una entidad que cuando se produce una catástrofe de este tipo se dedica a canalizar las ayudas?

No, hay miles de cadenas logísticas. Ocurre una catástrofe en África y hay una iglesia en Gijón que decide ayudar. Y manda su correspondiente camión con mantas y ropa. Como ellos hay miles.

Le pongo un ejemplo. La Generalitat construirá un hospital en Haití. Si todas las regiones del mundo pretendieran hacer obras similares.¿Aquello no se colapsaria?

Ese tipo de ayuda sí tiene un beneficio más duradero. Sobre todo si se hace en colaboración de los locales, es integrado y se ayuda a mantener durante el tiempo. No se puede construir un hospital y al año dejar ese caparazón abandonado.

Pero se ha de garantizar que se mantenga en el tiempo...

Haití es un país muy pobre que necesita ayuda. Lo que hay que pensar bien es la ayuda individual. En el caso de Haití llegó mucha ayuda.

¿Como experto en el tema, qué soluciones propondría al colapso de ayuda humanitaria?

Hay varias reglas para los voluntarios. La primera, que no se conviertan en parte del problema. Si van a ayudar, que lo hagan por un largo periodo de tiempo. Si no pueden autosostenerse, que no vayan, y claro, si no conocen la cultura, que se queden en casa. Hay que vincularse con las ONG que trabajan en el terreno y con los locales. Un ejemplo flagrante. Cuando llegué a Haití me encontré con diez contenedores llenos de neveras enviados por un país europeo. Como en Europa se funciona a 220 voltios y en Haití a 110, los están utilizando de mesas para poner cosas encima.