Tríos, orgías, intercambio de pareja y, en definitiva, sexo sin barreras al estilo, más o menos, Eyes wide Shut, la famosa película protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman. Es lo que ofrecen los locales para parejas liberales, que funcionan desde hace tiempo en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Este tipo de establecimientos, de normal, discretos de apariencia exterior y apartados de las zonas de ocio, llegaron a España hace unos 15 años. En Valencia, los primeros abrieron hace cinco y, en estos momentos, funcionan como locales de intercambio propiamente dichos cuatro.

Sebastián Gómez, propietario del local Amanecer, en Valencia, apunta que "hay más personas de las que se podría pensar" aficionadas al intercambio de parejas. "Es gente normal, muy respetuosa, muchos se sorprenderían", destaca. A su club, ubicado en el barrio de Orriols, son asiduas más de mil parejas. Suelen ir entre una y tres veces al mes. Entre la clientela hay "muchos matrimonios o parejas estables de mediana edad, 40 o 50 años, que llevan una vida de lo más normal y que el fin de semana en vez de irse a un hotel prefieren venir al club de intercambio".

Por 60 euros, que es el precio de la entrada por persona en fin de semana, o 40 euros entre semana, "lo tienen todo". Copas en el bar, taquilla con albornoz y zapatillas, jacuzzi, zona de "chillout", cabinas con camas redondas "con capacidad ocho o diez parejas" para practicar sexo en grupo y rincones para los aficionados al "voyeurismo", al parecer, bastante numerosos en este tipo de locales. En el precio también se incluye el refrigerio que se sirve en el local en torno a las 4 de la mañana.

En contra de lo que pudiera imaginarse el perfil de las parejas que acuden a estos locales no siempre se corresponde con el de parejas maduras con años de matrimonio y convivencia a sus espaldas que buscan emociones nuevas. Empieza a ser habitual ver a parejas jóvenes, en torno a los 25 años. Este tipo de cliente, es el mejor reclamo para un club de intercambio. El físico en este tipo de encuentros sí importa. La gente muy mayor se puede llegar a sentir rechazada y desplazada. Por eso también hay locales para los matrimonios más entrados en años que tienen menos componente de exhibicionismo.

En cualquier caso, los asiduos a los clubes de intercambio suelen ser clientela fija, de un nivel sociocultural medio-alto.

El hecho de practicar sexo con otro u otra en las mismas narices de la pareja no hace mella en las relaciones, según sostiene el dueño de Amanecer. "Lo único que acaba con las parejas es el dinero o la falta de sexo", sentencia Sebastián Gómez.

Capear la crisis

Como muchos negocios, la crisis económica también está pasando factura a los clubes de intercambio de parejas. Estos lujos son lo primero que se suele cortar cuando la economía va mal. Algunos locales de Valencian han visto reducir sus beneficios en un 50%. Para compensar las pérdidas sin renunciar a la esencia de estos locales se agudiza el ingenio. Por ello, empresarios del sector han optado por abrir sus locales entre semana a todo tipo de público, transgrediendo así la norma de discreción que buscan los clientes.