Síguenos en redes sociales:

Una política en favor de la educación privada

Maite Ducajú

valencia

La tensión ha sido una constante a lo largo de esta legislatura, uno de los periodos en democracia más conflictivos en la enseñanza valenciana. El popular Alejandro Font de Mora no ha sido un conseller de Educación conciliador. Prácticamente ausente en el ámbito universitario, aunque se apuntó la firma con los rectores del nuevo Plan de Financiación, ha mantenido pésimas relaciones con las diferentes organizaciones escolares: padres de alumnos, directores de centros, representantes sindicales del profesorado, quienes no han cejado en su empeño de reclamar una escuela pública de calidad ante el avance de la enseñanza concertada y los altos índices de fracaso estudiantil, que continuan sin solucionarse.

Como empezó, concluye. En vísperas de las elecciones autonómicas de 2007, la conselleria aprobó concertar el Bachillerato -una enseñanza no obligatoria- con los centros privados, lo que provocó movilizaciones a lo largo de la Comunitat Valenciana. Y durante este curso se ha conocido la intención del Consell de ceder suelo público para un periodo de 75 años a empresarios que quieran construir colegios.

El punto de inflexión fue en 2008, el año en el que los representantes escolares y la oposición política acuñaron el término "ocurrencias" para denominar la política educativa de Font de Mora, cuyo mayor exponente fue la propuesta, y posterior ejecución, de que la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía se impartiera en inglés y con dos profesores en el aula. A ésta le suceden otras, como el chino mandarín, el rechazo de los miniordenadores para evitar una hipotética miopía de los escolares, el uniforme o la nueva rotulación de los colegios.

Ante la falta de respuestas en los organismos de participación, las manifestaciones comienzan a ser una constante y el 29 de noviembre de hace tres años tiene lugar una de las más concurridas que se conocen en la ciudad de Valencia. Pancartas con lemas como "Fontain of Blackberry" o la cabeza del conseller cabeza abajo se repiten. Una imagen como ésta, colocada en el instituto Las Norias de Alicante, le cuesta una sanción a su director, que fue revocada en los tribunales, y el puesto.

No es la única falta disciplinaria. Por otros motivos, también son sustituidos los directores de los colegios de Almoines y de Enguera. La Administración convoca las preceptivas mesas sectoriales pero en ellas no se permite la negociación. Se impone gobernar con decretazos y se hace patente la confrontación entre el titular de Educación y los sindicatos, hasta el punto de que las cinco organizaciones mayoritarias se unen. De ellos, Font de Mora llega a decir en declaraciones a Levante-EMV que piensan que "mi misión es pagar y callar" y acaba en 2010 quitándoles un tercio de sus liberados. Por el contrario, redacta una norma que reconoce la autoridad del profesorado y un plan para reducir la violencia en las aulas que incluye los derechos y deberes.

La legislatura concluye, en plena crisis económica, con un curso marcado por los traslados forzosos, los recortes de grupos y plantilla, la convocatoria de apenas doscientas plazas docentes, la merma de representación educativa en el Consell Escolar o la incógnita sobre las intenciones lingüísticas, en particular con el valenciano y el inglés. Tampoco se conocen aún en qué términos se redactará la la norma que regule la cesión de suelo público para construir colegios concertados.

La "asignatura pendiente" continúa siendo la reducción del fracaso escolar, cercano al 40 % en los alumnos valencianos, a pesar de las 22 medidas de la conselleria, muchas de ellas experimentarles, para atajarlo. Frente a él, la propuesta es premiar el esfuerzo y el éxito.

Pulsa para ver más contenido para ti