«Voy a poner a Castelló en el mapa español y europeo», subrayaba Alberto Fabra en su toma de investidura como alcalde de Castelló el 16 de junio de 2007. Dos años antes había asumido la vara de mando municipal en sustitución de José Luis Gimeno, pero fue en 2007 cuando accedió a la alcaldía tras someterse a un proceso electoral e inició su propio proyecto político de ciudad.

Fabra ha vivido en primera persona los 20 años de gobiernos conservadores en Castelló y ha sido testigo de la consolidación como fuerza hegemónica del PP en Castelló. En 1982 se afiliaba a la extinta Alianza Popular de Manuel Fraga. Fue presidente de Nuevas Generaciones de Castelló, donde compartió reuniones con el ex secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa – imputado en el caso Gürtel– y en 1991, con sólo 27 años, daba sus primeros pasos en el ayuntamiento como edil de Juventud. Ocho años después se hacía cargo de las riendas de Urbanismo y en 2005 sucedía a Gimeno en la alcaldía. Ha estado seis años como alcalde viviendo bajo la sombra del estridente presidente de la diputación, Carlos Fabra, al que ha respaldado en su causa judicial de forma reiterada. Pero su objetivo era Valencia. Primero, en 2007, se incorporó, sin hacer mucho ruido, a las Corts Valencianes como diputado raso, dos años más tarde fue nombrado coordinador general del PP valenciano, en las últimas elecciones encabezó la candidatura autonómica del PP de Castelló, y ahora asciende, ungido por Francisco Camps y Mariano Rajoy, a la presidencia del Consell.

Como alcalde ha logrado dos mayorías absolutas consecutivas (2007 y 20011), con un talante discreto y prudente, dialogante pero también inflexible con sus iniciativas, lo que le ha llevado algún que otro enfrentamiento con entidades ciudadanas. El principal logro de su mandato ha sido la celebración de los eventos deportivos. También deja como legado el Palau de la Festa, el plan especial de la marjaleria, el bulevar de Renfe, las rondas norte y oeste del anillo de circunvalación y el servicio de préstamo de bicicletas (BiciCas). La principal sombra de su gestión corresponde a los grandes proyectos arquitectónicos, la principal apuesta de Alberto Fabra para relanzar la imagen de Castelló junto a los eventos deportivos. En 2007, en plena época de boom inmobiliario, anunció el desarollo, con la colaboración del Consell, de la Ciudad de las Lenguas, el Centre de Convencions y el centro juvenil en la antigua fábrica Dávalos. Llegó 2008 y las propuestas estrella se dieron de bruces con la crisis económica y con la falta de fondos de la Generalitat Valenciana. Ante este panorama, Fabra viró su estrategia e inició la vía reivindicativa contra el Gobierno socialista por un supuesto agravio territorial. Y en estos seis años han avanzado a cuenta gotas el Tram y las dotaciones educativas y sanitarias, dependientes también del Consell.

Urbanismo

El urbanismo ha sido su principal campo de batalla. El alcalde ha sufrido varios reveses judiciales en materia urbanística. Los tribunales anularon en 2008 el Plan General y obligaron al ayuntamiento a exponerlo una segunda vez al público, así como el PAI Mestrets, el principal plan de expansión urbanístico de Castelló.