Centenares de personas, en su mayoría voluntarios de Pastoral Penitenciaria y exreclusos con sus familias, asistieron ayer al funeral del sacerdote Joaquín Montes Mollá, popularmente conocido como el "padre Ximo", que falleció ayer de madrugada a los 82 años después de más de 40 como capellán de prisiones.

Joaquín Montes Mollá nació el 6 de julio de 1930 en Ontinyent, en la que también recibió la ordenación sacerdotal en 1954. Tras una década y media como párroco y misionero, en 1970 fue nombrado capellán de la entonces Cárcel Modelo de Valencia y desde entonces se dedicó ininterrumpidamente a la atención pastoral de la población reclusa. Fue director del Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria desde 1996, y, ya jubilado, continuó acudiendo el centro penitenciario de Picassent, donde celebró su última misa el pasado 31 de mayo, el día anterior al agravamiento de su enfermedad. Desde 2010 era capellán voluntario de este centro penitenciario.

Según indicó ayer el actual responsable del Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria, Javier Palomares, "el "padre Ximo" fue un gran sacerdote, un gran modelo y un gran ejemplo para todos los capellanes de prisiones y voluntarios, que se ha dedicado en pleno hasta el último momento a cuidar de los presos, a defender su dignidad, y a dar la cara por muchos, incluso cuando había quienes no daban un duro por ellos". Palomares recordó que el sacerdote fallecido "estaba también siempre por todos los juzgados tratando con abogados, jueces, fiscales, y también en la prisión con los directores, para conseguir humanizar las prisiones y mejorar la dignidad de las personas presas". La misa exequial fue presidida por el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, y concelebrada por una treintena de sacerdotes.