­Los dos proyectos singulares impulsados por el empresario saguntino Enrique Bañuelos en terrenos públicos de Canet d´ En Berenguer llevan 5 años prácticamente parados. Mientras el multimillonario emprendedor ha superado la caída de Astroc, ha probado suerte en Brasil y ha regresado a lo grande con el «Barcelona World», Canet solo ha visto estancarse dos iniciativas promovidas por Bañuelos en suelo dotacional situado en su zona de playa.

El flamante Instituto Valenciano de la Paella inaugurado justo 9 días antes de la debacle de Astroc en bolsa „el 9 de abril de 2007„ apenas se ha utilizado en contadas ocasiones y ahora sufre las consecuencias de un abandono que, además, se ha agravado con el saqueo de sus instalaciones. Junto a ello, la Escuela de Hostelería que se anunció como fuente de formación y empleo ha tenido escasa actividad, siempre realizada además en un local que a los ojos del visitante es un restaurante más de la zona de la playa, con pistas deportivas, y no un centro publicitado por esta faceta formadora.

Estas dos iniciativas habían sido impulsadas por Bañuelos a través de la empresa Golf Residencial El Puig SL y como reconocía ahora a Levante-EMV la exalcaldesa Amparo Mañó, el consistorio «tenía muchas esperanzas en ellas como fuente de creación de empleo y de riqueza para la localidad». Por ello, según apuntaba, el ayuntamiento «autorizó su instalación en el suelo público por un periodo de 50 ó 75 años, a cambio de un canon y con la garantía de que, tras ese plazo, las instalaciones pasarían a ser propiedad municipal».

Más de cinco años después, sin embargo, la realidad es muy distinta; quizás, como apunta Mañó, porque la debacle de Astroc marcó el destino de esos dos proyectos envueltos en las potentes banderas de la gastronomía y del plato valenciano con más tirón.

Los 200 paelleros del Instituto, sus instalaciones deportivas, vestuarios, sus salas, su barra de bar y su parque se han llenado de vida escasas veces: Para la inauguración, una cena de hermanamiento, algunos campeonatos organizados por el ayuntamiento y poco más.

Además, sus pistas deportivas ya no se utilizan desde hace dos años a la espera de la resolución del contencioso administrativo que interpuso el consistorio a la empresa propietaria alegando un incumplimiento del contrato firmado en su día.

El último alcalde del anterior mandato, Octavio Herranz (PSOE), decidió en 2010 dar este paso ya que, según apuntó el ayuntamiento en aquel momento, la firma no estaba explotando las instalaciones deportivas en el plazo prefijado. Antes de dar este paso, el consistorio había intentado lograr una solución amistosa con la empresa que se había quedado el complejo, Quabit, una mercantil que inicialmente sí estuvo vinculada a Bañuelos hasta que éste vendió la firma Kavaal Real Estate a través de la que indirectamente ostentaba una participación minoritaria en la compañía. El ayuntamiento incluso llegó barajar que Quabit permitiera el alquiler de los paelleros a los dueños de los muchos apartamentos circundantes ya que algunos se habían interesado en esa posibilidad, al carecer de espacio en sus casas para hacer estos guisos. Pero todo fue inútil.

Negociación fracasada

El actual alcalde, Leandro Benito (PP), reabrió las negociaciones con Quabit una vez alcanzada la alcaldía e intentó que esta firma «subarrendara las pistas deportivas para que alguien las explotara y el pueblo contase con este servicio», según explicaba a este diario. Sin embargo, nunca logró contestación.

Aunque el alcalde no tira la toalla a la hora de reabrir estos dotacionales deportivos amistosamente, reconoce que «la vía del contencioso está ahí y parece que la resolución va a salir pronto aunque estaría muy bien dar uso igualmente a los paelleros;significaría un aliciente más y una opción de ocio interesante», decía mientras Quabit no llegaba a contestar a los requerimientos realizados por este diario para que pudiera dar su versión de estos hechos.

La llamada Escuela de Hostelería, queda solo en teoría. La iniciativa, en la práctica, se ha transformado en un restaurante que alberga una entidad de formación que, si bien fue constituida y todavía tiene como presidente al entonces alcalde, Octavio Herranz, en realidad «sólo ha dado algún cursillo de hostelería esporádico», según indicaba el primer edil, quien señala que el actual equipo de gobierno va a revisar todo lo concerniente a esta escuela. «Vamos a ver cuáles son los estatutos y el funcionamiento para ver si podemos darle un mejor uso», indicaba Benito.

Saqueo al Instituto Valenciano de la Paella

El Instituto Valenciano de la Paella de Canet d´ En Berenguer ha sido blanco del saqueo y de los actos vandálicos. Este amplio espacio ubicado en una zona dotacional de la playa de Canet d' En Berenguer fue impulsado hace 7 años por una empresa vinculada entonces a Enrique Bañuelos con más de 200 paelleros, zona de restauración, un parque infantil e instalaciones deportivas. Tras llevar años sin uso alguno, los ladrones se han llevado todos los grifos y los desagües de los fregaderos situados al lado de los paelleros. La persiana de la barra del bar ha sido forzada y ya no queda ni rastro de material que había para poder trabajar. Las salas para servicios de restauración y otros usos también han sido asaltadas y en ellas abundan ahora tanto las pintadas como los destrozos. Un panorama muy alejado de aquel proyecto que prometía promover la paella, pero que, en realidad, apenas cumplió ese objetivo un día: Aquel 9 de abril de 2007 cuando se inauguró el recinto con un festival de paellas para mil personas donde, como correspondía a la época del «boom inmobiliario», todo era gratis, desde los utensilios a los ingredientes. El único requisito que se pidió para participar era cocinar y degustar los platos en el recinto. La cita incluyó además un gesto social. En concreto, se hizo una paella para cien personas, que fue donada a las residencias de la tercera edad; una fiesta por todo lo alto que en nada hacía augurar el aspecto devastado que ofrece hoy el complejo. m. a. canet d´en berenguer