El histórico grito de «O ara, o mai!» en defensa de la unidad lingüística, pronunciado por Joan Fuster hace 30 años en la plaza de toros de Castelló durante el «aplec» que conmemoraba el 50 aniversario de la firma de las «Normes del 32», revivió ayer en las gargantas de las más de 270 personas que colgaron el «no hay entradas» en el Teatre el Micalet.

Fue un sentido homenaje al escritor de Sueca organizado por la Comissió 9 d´octubre y la plataforma Castelló per la Llengua. Ambos colectivos reivindican así el 2012 como un «Año Fuster», al coincidir en este ejercicio el 50 aniversario de «Nosaltres, els valencians», el libro que más ha influido en el pensamiento político del valencianismo moderno, los 90 años del nacimiento del autor de la Ribera y las dos décadas de su muerte.

Los actores Paco Alegre, Pilar Almeria, Francesc Anyó, Pepa Juan y Albert Iborra, conducidos por José Manuel Casany, dieron vida a los textos fusterianos en un acto que concluyó con la música del cantautor Miquel Gil .

El momento culminante, sin embargo, llegó con la proyección de las imágenes del discurso de Fuster ante las decenas de miles personas que llenaron el coso taurino de Castelló hace tres décadas: «Contra el cantonalisme dialectal que ens divideix als valencians i contra la imposició del castellà (...) o recobrem la nostra unitat, o serem destruïts com a poble. O ara, o mai!»

«Ser perseguit, és ja una victòria»

«Senyor Fuster, vosté menja poc i és antipàtic. No pot ser un bon polític», le dijo Josep Pla al autor de Sueca. Éste, le respondió: «Hi ha qui és advocat, o mestre, o polític, o bisbe, o poeta, o pagés. La meua professió, en canvi, és la de ser Joan Fuster». Textos y aforismos del autor de «Nosaltres, els valencians» revivieron ayer en el Teatre el Micalet, donde la ironía fusteriana llenó la platea de sonrisas emocionadas. La elegía al escritor que pensaba que «un bon llibre sempre és una provocació» o que «ser perseguit, és ja una victòria», algo que cobra valor en un intelectual que sobrevivió a sendos atentados con bomba, también dejó espacios para el humor. «No faces versos sobre la mort: és inútil. Fes testament, que resulta molt més pràctic», recomendaba. Pensamientos que dieron una pincelada de alguien que fue genio y figura hasta la sepultura, pues quién si no iba a escribirse un epitafio que reza «ací jau JF, va morir com va viure: sense ganes».